Con Kurt Cobain a la cabeza, Grohl en la batería y el bajista Kris Novoselic, Nirvana se convirtió en la voz de una generación descontenta, la "X", que se aferraba con uñas y dientes a la idea de una niñez eterna. Su segundo disco de estudio fue el primero que editaron con el sello DGC Records, una firma del "mainstream" (tres años antes habían lanzado "Bleach" con una compañía independiente).
Pero no se vendieron: hicieron lo necesario para conquistar al mundo. La voz desgañitada de Cobain haciendo ronroneos semejantes a un gato malhumorado hicieron del sonido de Nirvana algo único, oscuro y lúdico al mismo tiempo. Y el mejor exponente de ese estilo fue Nevermind, editado el 24 de septiembre hace 20 años.
"Es mejor quemarse que apagarse lentamente", escribó el cantante en su carta de despedida, antes de quitarse la vida en 1994, a los 27 años. La llama no sólo no se apagó, sino que a través del tiempo muchos artistas versionaron los temas insignia del disco, como "Smells like teen spirit", que fue recreada por la artista punk por excelencia, Patti Smith
Sin proponérselo (o quizás sí, nunca lo sabremos) Nirvana bajó los copetes llenos de laca de las bandas heavy que desfilaban por la escena del rock a principios de los noventas y probaron que tres chicos podían comerse la industria entera con un disco que vendió 30 millones copias en todo el mundo.
Nirvana adoptó el concepto punk de hacer temas de tres minutos en promedio, en contraposición con los manifiestos heavy de 7 u 8, y enardeció los pogos de sus shows sin hacer uso de los solos de guitarra. La placa tiene 10 temas, todos éxitos por su propio peso, como "Lithium", "Come as you are", "In bloom", "On a Plain" o "Polly".
Con la aparición de "Nevermind", de repente había alguien que expresaba de modo simple qué significaba ser adolescente -es decir, padecer un dolor- y estar enojado con el mundo -y con alguna que otra ex pareja-.
Fuente: minutouno.com.ar