El escritor llegó a la Argentina a los 18 años y ejerció el cargo de director de la Biblioteca Nacional durante medio siglo, además de influir con sus ideas en la generación del 80.
Con un bachillerato francés y sin saber una palabra de español, Groussac arribó a estas playas en 1866 y rumbeó para los pagos de Areco donde trabajó como ovejero y se consagró al estudio del idioma.