Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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A Carmen González Táboas

De Pablo E. Chacón a Carmen González Táboas

A causa de la salida de Abrir el juego, al decir de Lacan, quien firma escribió una carta a la autora del libro, sin desconocer que la neurosis jamás será la mejor excusa para no saludar a una amiga que trabajadora decidida, está lejos de los pedidos de reconocimiento o las mezquindades institucionales.
Querida Carmen:

Abrir el juego al decir de Lacan leído de corrido podría indicar que el juego está cerrado o no está tan abierto como algunos desean lo esté, o bien podría indicar que el decir de Lacan no se reduce a los espacios clínicos o institucionales sino que -retintín mediante- esa apertura del juego también podría ser otra manera de decir que el psicoanalista debe estar a la altura de la subjetividad de su época. En cualquier caso, la línea de flotación de los textos que componen este nuevo libro de Carmen González Táboas nunca está por debajo de la subjetividad de su época, ésta época, nuestra época de intensidades variables para las cuales un blog acaso sea uno de los soportes donde mejor calibrarlas o ponerlas en serie (alfabética en este caso) pero nunca al modo de una rayuela: esa serie está suspendida sobre un vacío que se atraviesa sin los lugares comunes que componen la época, esto es, sin ceder al chantaje de una memoria y una verdad forzadas según los cálculos de un narrador prodigioso que clausura el presente e hipoteca el futuro, aunque como registra la autora, ese futuro sea quizá el de los ejércitos de zombis que se atrevan a saquear los enclaves de la prosperidad urbana. Pero hay que decir que Abrir el juego… no es un libro apocalíptico, tampoco es un libro integrado. Es un libro que no advierte ni juzga, pregunta, eso sí; pregunta sobre cada uno de los tópicos que encadena la serie. Soy yo quien dice que convendría no descuidarse. Carmen, quienes la conocen, quienes la han escuchado o leído, saben que del apocalipsis podría darnos lecciones pero que ese no es su modo de intervenir. Su preocupación está orientada. La enseñanza de Freud y de Lacan nos orienta en el consultorio, donde los síntomas acusan fuertemente las consecuencias de los discursos que corren por las calles. A su vez, el analista es un ciudadano como los otros; salvo que, enseñado por el discurso analítico, su mirada puede atravesar la inmediatez de la imagen, la crudeza de los hechos y la velocidad de los tiempos, buscar el revés de la trama, su lógica secreta (...) Lo intento en mi blog. El psicoanálisis no es un sueño, su discurso tiene algo para decir en tiempos en los que la ecuación costo-beneficio parece querer tragarse todo, para siempre, escribe.

El psicoanálisis no es un sueño. Pero ¿qué tipo de dispositivo opera bajo el imperativo del discurso de la ciencia para que sea posible pensar que no es un sueño, que hay psicoanálisis cuando la forma-blog, y sus adyacencias, facebook, twitter, etcétera, resulta un modo privilegiado de producción de opiniones, cuando después de Althusser se sabe que las opiniones son el vehículo de la ideología pero que no son la ideología? ¿Qué tiene para decir el psicoanálisis de esa diferencia que no sea una redundancia en el interior de un blog?

El blog de Carmen González Táboas se ocupa de la actualidad sin olvidar que es vehículo de una formación ideológica determinada por ciertos discursos a los que ha estudiado, sobre los que ha escrito -libros- y que se presentan con el genio del semblante rioplatense. Esas condiciones de mínima ya permiten leer las entradas a este alfabeto sin el prejuicio de creer saber lo que se va a encontrar, sobre el amor, por ejemplo, o sobre el peronismo, esas contingencias que se gozan justamente porque están electrificadas por la ideología. En otras palabras: ustedes no encontrarán en este libro personajes en términos psicológicos, tampoco historias ni teorías sociológicas a priori. Lo único que a la autora le importa en términos proposicionales es hablar de uno, dos, tres temas en particular, mil temas en particular, para lo cual se encontró obligada a construir un sistema formal sin dejar de ser amable. ¿Es sencillo? ¿Alguien puede creer que sea sencillo? Intenten armar un libro con un blog elegido al azar, entre las fotitos, las manitos, los videítos, las avivadas y los links. Intenten armar una crónica con un blog elegido al azar.

La crónica, ese minimalismo de taller, como la supo bautizar Pablo Farrés, es la literatura elevada al magisterio de la banalidad.

¿Qué puede decir una psicoanalista en un blog? Puede difundir información, horarios, fiestas, eventos, congresos. Puede abrirlo para invitar a los colegas a que escriban sobre cine, literatura, antropología, casos clínicos, ilustración de un saber, estampas de próceres, o bien considerar, con ejemplos sacados de diarios, si son un poco brutales, mejor, que toda convicción -digamos: todo deseo- es necesariamente autoritario, dado que la institución política de la tolerancia es sólo una forma discreta de no tener el coraje de sostener las propias convicciones, el deseo, como se dijo. ¿Cómo es esto? Sería muy fácil despachar a Abrir el juego… como un dispositivo autoritario. La estrategia de Carmen, que conoce Roma tan bien como la conoció Freud, es más retorcida, más inteligente: hasta simular una trampa. ¿Qué trampa? Esas historias birladas a la realidad encubren lo real del desierto argentino, el pantano, la llanura de los chistes que obliga a una seriedad máxima para no caer presa de una alucinación, delirar castillos donde hay nada, nada más que la nada que hoy más que nunca, más conectados y más solos que nunca, implica atravesar esas pampas sin las muletas de la representación, de la pizza, la birra y el faso, sin la servidumbre voluntaria que Carmen sabe leer en la perplejidad indignada de Murena, Correas, Zelarrayán, Gombrowicz o Martínez Estrada.

Como para cualquier máquina autosuficiente, para un blog, para el psicoanálisis puntualmente, condenado a sobrevivir pese a la infección terapéutica, importa menos la novedad de los síntomas, los síntomas en el vacío, que el tiempo verbal en que se conjuga una práctica que nunca necesitó de la existencia o la inexistencia de la religión para sobrevivir: el futuro anterior, pronóstico de oscuridad.

(Publicó el libro la editorial Letra Viva)

Fuente: Télam

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