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A ciertos barrios deben ir con chaleco antibalas

Preocupa a los jefes policiales el aumento de agresiones, a menudo de parte de vecinos, contra los agentes de la Patrulla Motorizada. El año pasado hubo 140 uniformados lesionados. Dicen que a veces los llaman para pedir ayuda y luego los apedrean.
(DIARIOC, 06/07/2009) La mañana del 21 de mayo, la vida del cabo Walter Fabián Brandán cambió para siempre. Mientras realizaba servicios adicionales en "La Bombilla", un adolescente de 17 años le disparó a quemarropa. El policía estuvo en coma 15 días, debatiéndose entre la vida y la muerte. Recientemente, recibió el alta y regresó a su casa, junto a su esposa -que está embarazada- y su hijo de ocho años. Sin embargo, aún sufre las consecuencias del brutal ataque. "Trato de pensar que voy a poder volver a trabajar, pero creo que va a pasar un tiempo largo. Los médicos me dijeron que tengo entre cinco y seis meses de recuperación. Ese muchacho arruinó mis capacidades. No sé cuándo podré volver a correr, por ejemplo", dijo Brandán en diálogo con LA GACETA.
El terrible episodio que vivió el cabo fue uno de los más violentos que sufrió un policía en los últimos tiempos, según explicaron fuentes de la fuerza. "No es que todos los casos sean así, pero hay muchos hechos de violencia que causan preocupación", explicó el comisario Luis Mansilla, jefe de Patrulla Motorizada.
Esta sección policial, justamente, es una de las que más ataques reciben por su clase de labor.
El comisario recordó un hecho producido el sábado, en Villa 9 de Julio. A las 18, agentes en moto recorrían esa zona cuando reconocieron a un muchacho que era buscado por varios robos. El sospechoso, según el informe oficial, estaba junto a otro individuo y se movilizaba en una Yamaha Cripton azul, sin chapa patente. El martes, el conductor de la moto había asaltado a una mujer que esperaba el colectivo en avenida San Ramón al 700, y el jueves le había robado el celular a un adolescente en calle Maipú al 1.500, según fuentes policiales.
Cuando se acercaron a los presuntos delincuentes, estos intentaron escapar y entraron al baño de una estación de servicio. Uno de ellos fue interceptado y reducido por los agentes. El otro, en tanto, logró escapar, ayudado por un grupo de vecinos que intercedieron y evitaron que los policías pudieran arrestarlo.

Un leve descenso
"Antes uno hacía un procedimiento y casi no teníamos casos de atentado y resistencia a la autoridad. Hoy, ven el uniforme y nos agreden. Esta semana tuvimos cuatro o cinco hechos de estas características", dijo preocupado Mansilla.
"En el último mes registramos un descenso de este tipo de hechos, ya que se están tomando varios recaudos. Pero sí hay un incremento en la agresividad, y es algo que desconcierta", indicó, por su parte, el comisario Luis Ibáñez. El jefe de Patrulla Urbana detalló que algunas de las medidas de seguridad tomadas son el uso obligatorio del chaleco antibalas y otros dispositivos de seguridad. "Además, los procedimientos se realizan con el apoyo necesario para disuadir hechos de violencia", dijo. Y agregó: "desconcierta que a veces que vecinos de ciertos barrios tomen partido por los delincuentes, porque justamente nosotros acudimos por sus denuncias. No se entiende que se pongan del lado del aprehendido".
Mansilla indicó que, durante 2008, hubo unos 140 policías a su cargo lesionados. El 50% de los casos se produjo por accidentes de trabajo. Sin embargo, la otra mitad de los heridos sufrieron ataques durante procedimientos. "Muchos de ellos recibieron pedradas o palazos. Lamentablemente, muchos de estos ataques no se pueden prevenir, porque nuestra función es la exposición", aseveró.

Una situación complicada
"Mis compañeros me dijeron que la situación está complicada", comentó Brandán. El cabo afirmó que por ahora sólo piensa en recuperarse. "Ese muchacho me disparó a traición. No me dio tiempo a nada", dijo.
En la actualidad, el menor de 17 años que baleó al policía está alojado en el Instituto Roca, acusado de tentativa de homicidio, a disposición del juez de Menores Raúl Ruiz. "Creo que ese chico actuó así porque se siente protegido por las leyes. Entró y salió de la cárcel varias veces. No se entiende por qué estaba en la calle", cuestionó Brandán. Preocupado, agregó: "a veces uno piensa que el delincuente tiene todo a favor. El (por el agresor) está protegido porque es menor, pero a no le interesaron mis derechos. ¿Qué hubiese pasado con mi familia si yo no llegaba a tiempo al hospital?".
El cabo dijo que el disparo que sufrió pudo haber tenido consecuencias mucho más graves. "Todavía tengo una bala en el pulmón y mucho dolor. Los médicos me dijeron que es normal y que será por algún tiempo", dijo.
Y admitió que sabía del riesgo que conlleva su profesión, aunque pensó que jamás iba a vivir una experiencia tan terrible. "Ese chico me tiró a matar, directamente al pecho. No lo hizo para asustarme o para herirme", finalizó Brandán.

Fuente/ lagaceta.com.ar

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