Ese antioxidante, el resveratrol, está en la piel de las uvas, es mayor en el vino tinto que en el blanco y ya se le atribuyen varios efectos benéficos como prevenir la formación de coágulos sanguíneos y ser anticancerígeno.
Los investigadores británicos realizaban experimentos en dos grupos de cobayas expuestos a un potente agente infeccioso cuando se dieron cuenta de que los que no siguieron un tratamiento previo a base de resveratrol desarrollaron una grave reacción similar a una septicemia humana, que puede conllevar un fracaso general de órganos y la muerte.
Por el contrario, los animales que recibieron un tratamiento de resveratrol no desarrollaron ninguna infección, dice Clarín.