Asimismo, Torres alentó a los presentes a difundir “la importancia de lo que esto significa, para trasladarlo a todo los chicos que todavía no conocen estos programas. Los esperamos para cuando continúen perfeccionándose en las próximas etapas, en una maestría o en un doctorado”.
Los programas de movilidad en cuestión son tres: JIMA (convenio con universidades mexicanas), PIMA (universidades españolas) y CRISCOS (universidades de países andinos).
Viajar, estudiar y conocer
Durante el almuerzo, los chicos intercambiaban expectativas y anécdotas acerca de lo que para ellos resulta ser no sólo una instancia de perfeccionamiento académico, sino además una enriquecedora experiencia de vida.
Noelia, estudiante del profesorado en Biología, pasó por intermedio del Programa JIMA seis meses en Sonora, México. “Se lo recomiendo a todo el mundo”, nos contaba con una sonrisa que no dejaba dudas sobre cómo la había pasado. Y por el mismo programa, Vanessa viaja al DF de México a perfeccionar sus estudios en Trabajo Social, en la afamada Universidad Autónoma. “El programa allá es muy interesante, cuenta con muchas materias así que tenemos muchas opciones para ver cuál hacemos”. Daniel, alumno de abogacía, se va para Arequipa, Perú por CRISCOS. Sueña con perfeccionarse académicamente y conocer de cerca los rastros de la cultura Inca. Por su parte, Sonia viajará a Sevilla (a la Universidad Pablo de Olavide) para cursar las últimas materias que le quedan para terminar su carrera de Trabajo Social. Otra estudiante, Vanesa (tocaya de la estudiante ya mencionada), le anticipaba a Sonia como la iba a pasar en Sevilla. Vanesa vino de estar seis meses en Sevilla. Nos contó sobre el sabor de las torrejas y resaltó la experiencia personal que pudo disfrutar en España: “convivir con gente de otros países me enriqueció mucho tanto en mi vida intelectual como en mi vida personal”
-¿Te quedaste con ganas de volver? –
- Sí, de una; contestó sin dudarlo.