Así, Delicias y sabores (Capital Intelectual) pone el acento en la Petrona C. de Gandulfo emprendedora, pujante, aspirante a una mejor calidad de vida, empresaria e independiente. Petrona, escribe Matallana, "no sólo da sentido a una época de la historia argentina, sino a un relato familiar, cotidiano y personal que pasa de generación en generación al igual que su libro".
Esta mujer, arquetipo de la 'self-made woman' criolla de la mitad del siglo XX y pionera en la pantalla chica que con su voz de mando supo decodificar el genoma de la cocina argentina, estuvo lejos del ideal de salud que se pregona hoy. Sin embargo, vivió hasta los 95 años, fumó toda su vida y nunca olvidó sus dos whiskies diarios. El secreto para la larga vida, contaba cada tanto, era comer ajíes "de la mala palabra".
Además, fue la constructora de su propio mito, que ahora la canoniza entre ollas. "Fue tan inteligente que comenzó a crear su mito en vida. Contaba y recontaba una historia plagada de nudos clásicos de una trama trágica: no sabía cocinar pero tuvo que hacerlo para ganarse la vida, no sabí­a trabajar pero sostuvo su hogar, es una especie de madre coraje", explica Matallana en una entrevista con Télam.
Frases como "cuando me casé no sabía ni hacer un huevo frito" y "a la cocina no me llevan ni a escobazos", las dijo en "el pináculo de su éxito. No hay entrevista en donde no haga un ritornello sobre estos elementos que son el triunfo de una mujer que se creó a sí misma. El hecho de que lo contara en vida facilitó las cosas para sus herederos: estaba describiendo un proceso de individuación y éxito que la hacía única e irrepetible", analiza la autora.
Fuente: Télam