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TUCUMAN

Albañiles de la Pachamama

Con desechos construyen una escalera o una bañera, con troncos casi putrefactos y hojas secas generan humus. Ellos ven en la naturaleza un modelo a seguir, por eso sus construcciones simulan las curvas de la vegetación y la tierra es su principal material. La permacultura es un modo de vida que nació en Australia, en los 70, y que ya se instaló en Tucumán.
(DIARIOC, 16/04/2013) Tierra húmeda, resabios de sol, brisa perfumada de cerro, y verde... mucho verde. La bienvenida fue un banquete de naturaleza viva -y de mosquitos-. Luego de que los pulmones se llenaron de aire puro, el anfitrión sintió la necesidad de explicar qué es lo que estábamos por ver: "no tenemos los mismos valores estéticos comunes. En esta cultura, donde una persona ve basura, el permacultor ve abundancia". Mientras, Sebastián Simonero señalaba un montículo de troncos que para el resto de los mortales a simple vista parecían podridos e inservibles hasta para hacer fuego. Pero Sebastián ve el potencial de ese elemento y lo transfoma. "Allí estoy sembrando el suelo. Acomodé los troncos en un lugar bajo, para que cuando llueva se acumule el agua, y para que los bichos comiencen a trabajar para descomponerlo. Luego los tapo con hojas que caen de los árboles (capa de mulch o mantillo), para que se preserve la humedad. De acá a un año voy a tener tierra negra, humus ¡una maravilla!", explicó el "albañil de la Pachamama", como se hace llamar.


Desde Australia
La permacultura (unión de dos palabras: cultura y permanente) es un sistema de diseño que ve en la naturaleza los modelos más eficientes. Por ello no hay líneas rectas en las construcciones, sino curvas, lo que da la sensación de movimiento y flexibilidad. Este sistema nació en Australia, por la década del 70, creado por Bill Mollison y David Holmgreen. En la actualidad aplica éticas y principios ecológicos en la planeación, diseño, desarrollo, mantenimiento, organización y en la preservación de espacios aptos para sostener la vida en el presente y en el futuro. Aprovechan lo que el hombre desecha, cuidan la tierra, la recuperan y logran la soberanía alimentaria (hacen sus propias huertas orgánicas). "Somos conscientes de que estamos envenenándonos con lo que comemos, sino no se explica el alto índice de cáncer", se queja el permacultor.

Un año atrás, Sebastián y su compañera Marcela Porcel terminaron de vender su negocio de ropa e iniciaron una búsqueda del terreno ideal para asentarse: querían que estuviera rodeado de naturaleza, nada de cemento; muy diferente a su actual vivienda en Villa Urquiza. "Vivimos en un lugar chiquito, sin balcón ni patio. Por eso estamos construyendo nuestro futuro hogar acá. Necesitábamos verde y llegamos a donde crecerá nuestro hijo, Simón. Y donde pretendemos instalar un jardín de infantes con la metodología Waldorf", comentó Marcela.

En el terreno ubicado en El Corte, Yerba Buena, una de las naves (así llaman a las construcciones que elaboran, porque ellos se consideran capitanes de barcos) se convertirá en un espacio educativo, que incluirá también una biblioteca de 8 m², que será construida en un árbol. Otra de las naves, es la futura casa de la familia. En este momento sólo construyeron el baño. Utilizaron retazos de mármol de Carrara que fueron desechados por las marmolerías (ver foto en el centro), que les sirvió para realizar el piso de la bañera; llantas de autos, rellenas con piedra y tierra, y que ahora son los escalones; un bowl de plástico, que fue ubicado como bacha del lavamanos; botellas de vidrio que permiten la entrada de la luz a través de las paredes; luces led (no tienen mercurio, duran seis meses y gastan 0,3 watts), piedras, madera, barro y tierra.

El baño de Marcela y Sebastián es ecológico (construyeron el compostero de doble cámara), porque según los permacultores no contamina ni un litro de agua con materia fecal, y al primer año de funcionamiento entrega un abono premium en una de sus cámaras. "Genera tierra negra llena de nutrientes para que alimentes tu huerta con ese abono. Y al no tener cloacas -es un baño seco- en posibles inundaciones serían los hogares menos afectados. Otro beneficio ante estas situaciones trágicas es que son construcciones altas", explicaron.

La bioconstrucción también tiene en cuenta otros detalles: el agua gris de los lavamanos es reutilizada (se dirige a una trampa de grasa y luego sale limpia al jardín) y utilizan las fases de la luna para plantar y las condiciones bioclimáticas para sembrar.

"Muchos están en una transición, como lo estábamos nosotros -comentó Sebastián-. Hay un quiebre con el sistema. Nos dimos cuenta de que el sueño de laburar y tener plata no era suficiente y no te garantiza nada, sobre todo el futuro. Por suerte la permacultura tiene la palabra ahora".

Prácticas urbanas
En tu casa, en tu jardín o en tu balcón
- En cualquier balcón o terraza podés armar tu huerta orgánica con cajones de madera. Si es en un balcón, orientalos al norte. De esta manera tendrás buen ingreso de luz solar.

- Fabricá tu propio abono. Separá tus desechos orgánicos y compostalos (necesitás un poco de tierra y hojas para que se convierta en abono). Las composteras urbanas son muy sencillas y harán que tus huertas estallen de abundancia.

- Tus propios ladrillos: usá una botella descartable, luego rellenala de bolsitas plásticas. Cuando esté llena podrás usarla como ladrillo.

- Si tenés una pared cuya cara esté ubicada al norte, y que reciba buen sol en invierno, podés colocar ahí un muro captador de calor para calefaccionar el ambiente (muro de trombe). -Cambiá tu sistema de luminaria a led. Duran más horas, tienen un ínfimo consumo, sus lámparas no contienen contaminantes y no irradian los perniciosos rayos ultravioletas. - El 26 de abril Sebastián Simonero brindará una charla en la Facultad de Ciencias Naturales sobre las bondades de la Permacultura.

Fuente: lagaceta.com.ar

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