Luego afirmó que “por el bautismo ingresamos en la vida de Dios, se nos abren las puertas para ser ciudadanos del cielo. Sin embargo, en el camino sabemos muy bien que no todo lo que nos llega es Palabra de Dios. Hay muchas otras palabras, que son muy distantes a la voluntad de Dios, entonces, nuestras vidas son una lucha constante entre lo que es de Dios y lo que no es de Dios. En este camino de lucha constante, El sabe bien lo que necesitamos. Por eso nos regala los dones de su amor, que es el Espíritu Santo con sus siete dones, para que sean las herramientas que nos hacen capaz de caminar unidos a Cristo Jesús. Esto es lo que llamamos el misterio de la fe, que Cristo Jesús nos da la vida de Dios Padre, somos asistidos por su bondad, somos los destinatarios de tanto amor. Entonces, el Espíritu Santo viene a nosotros, ingresa en nosotros, nos asiste, nos ilumina, nos fortalece, nos conduce en la vida de Dios. Si tenemos la vida de Dios entonces gustosamente seamos agradecidos y le pidamos que venga y llene siempre nuestro corazón de tanto amor”.
Durante la ceremonia, el Padre Quiroga del Pino ungió con el óleo consagrado a quienes ese día fueron confirmados en la fe.
Antes de la bendición final, el párroco, Pbro. Armengol Acevedo, dirigió unas breves palabras a los confirmados y sus catequistas, afirmando que “acá no termina todo lo que tienen que hacer en la vida de fe, sino que empieza más seriamente el compromiso de vivir como discípulos de Jesús. No se tienen que olvidar de asistir a misa y de confesarse frecuentemente”, manifestó el sacerdote a quienes recibieron el sacramento de la Confirmación.
También agradeció en nombre de la Iglesia a las catequistas, quienes durante este tiempo vinieron preparándose semanalmente para dar los encuentros, y pidió que se reconozca con un fuerte aplauso ese gesto de generosidad de cada una de ellas.
Al finalizar la Santa Misa se hizo entrega a cada confirmado de recordatorios y la cruz.