Además, la ordenanza propone “no dejar de lado la cultura autóctona y tradicional, a la que de a poco se ha ido renunciando por la globalización que nos aparta de nuestras raíces. La danza es un ritual para expresar sentimientos”.
Otra de las pretensiones de la medida es “insertar al profesor de danzas folclóricas al sistema educativo después de tantos años, ya que la mayoría de ellos subsiste gracias a iniciativas propias con talleres en barrios”.
De esta forma, el docente será estimulado y tendrá la posibilidad de educar a niños, jóvenes, y mayores.
La implementación de danzas folclóricos también posibilitará a los alumnos “reconocer una alternativa más para su educación, orientar la búsqueda de alguna vocación que contribuya a su salud”