Respondiendo al fuerte compromiso social con los que menos tienen, el Gobierno de Lucía Corpacci, se encuentra brindando respuestas visibles respecto a soluciones habitacionales, destinadas a quienes por años se vieron relegados de acceder al derecho de una vivienda digna, tal como lo presentan los ciudadanos ancasteños, quienes en un corto lapso de tiempo recibirán de manera gratuita una vivienda rural digna; con dos dormitorios, baño instalado, cocina-comedor y lavadero, que son ejecutadas a través de la Secretaría de Estado de Vivienda y Desarrollo Urbano, que conduce Octavio Gutiérrez,
A través del recorrido por las rutas y caminos que recorren todo el departamento del este catamarqueño, se pueden observar los carteles de obra diseminados al paso, donde se indica la construcción tanto de los mejoramientos como de las viviendas rurales, las que llegaron hasta los lugares más recónditos, escondidos entre los cerros y donde muchas veces los materiales de construcción son llevados hasta el lugar de la obra a lomo de mulas. Las viviendas rurales, destinadas a 50 familias de escasos recursos de Ancasti, tienen un costo de casi 300 mil pesos cada una de ellas, y serán entregadas en forma gratuita para cada una de sus beneficiarios, sin que por ello deban pagar ninguna cuota. La solución fue brindado a familias viven de los animales o la producción agrícola, con el sentido de preservar a los habitantes de la zona con una mejor calidad de vida, evitar el desarraigo y la migración de la juventud hacia las urbes y como una manera de preservar la cultura ancestral propia de cada uno de los lugares. Su diseño resolvió el desafío del respeto por el paisaje natural, el patrimonio cultural y el reto futuro de difundir el patrimonio donde prevalezcan los valores humanos, con el compromiso de que el desarrollo no ponga en peligro la herencia cultural.
La vida ancasteña
La pobreza forma parte de la vida cotidiana de miles de ancasteños. Tras las visitas sociales y técnicas realizadas por equipos especializados de la Secretaría de Estado de Vivienda, la asistente social Claudia Ramos, quien tuvo a su cargo los relevamientos habitacionales del departamento comentó que “la gente se emocionaba con nuestra visita, y relataban ellos mismo que era nunca fueron asistidos por ningún gobierno, que nunca recibieron ayuda o beneficio alguno”, recordó tras contar las condiciones paupérrimas de vida de las familias relevadas. “Vivían en condiciones muy precarias, en ranchos, sin conexión de red de agua potable, por lo que consumen agua de vertientes y tampoco poseen servicio de luz”, comenzó relatando la profesional tras agregar que tampoco existen baños instalados, sino que la gente utiliza letrinas “aunque muchos van a campo abierto, esto implica que buscan su lugar en el campo abierto para hacer sus necesidades, expuestos a picaduras de animales, insectos y sin la salubridad que ello implica”.
En cuanto a sus pertenencias, Ramos explicó que los visitados no poseen mobiliarios, las camas son construidas por ellos mismos con cueros; las vajillas son insuficientes, “y para bañarse lo hacen en las vertientes o retiran agua, la calientan en el fogón y se bañan en las letrinas utilizando un jarrito para echarse el agua”, comentó tras agregar que las cocinas son de fogones, construidos por ellos mismos con materiales naturales de la zona, como paja, adobe o piedras en el mejor de los casos, que recolectadas donde viven”.
La vida del ancasteño es muy sufrida y pero quienes más sufren son los discapacitados, “están postrados esperando la ayuda de familiares porque sino no se higienizan o lo que es peor no comen”, comentó la asistente social para referenciar el panorama de olvido en el que vivieron sumidas las familias que en poco tiempo podrán acceder al derecho de una vida mejor.
