Los espacios de diversión nocturna se han transformado en los últimos años y se asemejan poco y nada a las clásicas discotecas. A muchos empresarios de la noche no les quedó otra que transformar sus locales bailables en una especie de boliches ómnibus en el que se ofrecen desde comidas, bebidas y espectáculos variados hasta un poco de música para moverse.
Desde la Cámara de Propietarios de Discotecas y Afines de Tucumán informaron que en los últimos cinco años cerraron aproximadamente 50 boliches, muchos de los cuales eran tradicionales discotecas de la provincia. Rodolfo Di Pinto, presidente de esa cámara, comentó que incluso muchas discos se transformaron en una especie de salones que hacen bailes eventuales.
Di Pinto explicó que hay empresarios que se vuelven golondrinas: abren un local un tiempo en un sitio, después cambian a otro y así van buscando lugares en los que el negocio pueda prosperar.
Desde que se sancionó en Tucumán la ley de las 4 AM la noche se fue transformando y el baile dejó de ser patrimonio exclusivo de los boliches. Ahora hay fiestas en casas particulares, en salones y en pubs o bares que, a determinada hora de la noche, corren las mesas y las sillas y se transforman en verdaderos discos.
El problema reside en que la restricción a la movida nocturna nunca logró cambiar la costumbre de los jóvenes de salir a bailar más temprano. Siguen entrando al boliche pasada las 2. Y para los empresarios una o dos horas de fiesta no alcanza para hacer su negocio. Por eso muchos incorporaron servicios de comidas gourmet, música en vivo y otros ingredientes para atraer al público más horas. Igual, la tendencia de los jóvenes es ir a las fiestas privadas, según explican ellos mismos.
Cada vez más solos
Javier Farhat, dueño de una disco, comentó que los empresarios de la noche se las tienen que ingeniar para mantener el negocio. "En realidad, las horas de boliche no son más que una hora, hora y media", resaltó. Añadió que en Yerba Buena, donde funciona su boliche, cerraron todos los locales que había del mismo tipo. "Nos quedamos solos. Nos perjudicaron mucho las fiestas clandestinas o aquellas que se arman en salones, sin límites de horario. Simulan ser reuniones privadas, pero todos saben que funcionan como boliches", consideró.
El problema de esta tendencia, al igual que ocurre con los after hour, según los empresarios, es que no cumplen con las normativas vigentes de seguridad. "Que den gracias que todavía no ha ocurrido una desgracia en estas fiestas. No se qué ocurriría", opinó.
Di Pinto calculó que hasta hace unos años la movida bolichera de la provincia era una de las más importantes del país, con más de 150 discotecas. Hoy, no quedan más de 70, dijo.
Fuente: lagaceta.com.ar