Esta humilde mujer los alimenta gracias a la colaboración de un carnicero amigo, quien le provee carne que queda de desperdicio a la siesta y a la noche.
“Para criarlos necesito mucha comida. Desde una carnicería de aquí del barrio me dan cuando les sobra”, indicó Beatríz.
Ahora, las asociaciones protectoras de animales empezaron a ayudarla para que pueda seguir con esta loable tarea. (Diario Panorama)