Los turistas extranjeros sí decidieron salir a desafiar los más de 37,5 grados centígrados y aprovecharon la ciudad desierta para tomar fotografías y conocer un poco más sobre la rica arquitectura porteña.
Algunos aprovecharon las fuentes públicas en plazas y parques para refrescarse y otros se dispusieron a tomar sol en horarios no aconsejables para hacerlo, debido al riesgo de sufrir un golpe de calor.
Otros que salieron a las calles pero obligados por la situación fueron aquellos que tuvieron que asistir a sus trabajos para desempeñarse en el feriado, animados sólo por la esperanza de no trabajar 31 de diciembre y 1 de enero.
El éxodo de los porteños hacia destinos turísticos para pasar la Nochebuena y celebrar la Navidad, beneficiados por los asuetos determinados por el Gobierno, colaboraron para que la Capital argentina quedara casi vacía.
Fuente: 26noticias.com.ar