Una trabajadora del local destacó que empezaron a ver cómo podían exigir sueldos atrasados, la dueña se enteró y echó a diez empleadas a la calle
Lourdes, una de las trabajadoras, contó a Télam que "en la fábrica éramos más de noventa, la gran mayoría bolivianas, algunas peruanas y poquitas argentinas. Nos había puesto a todas en blanco pero a medias, porque figuraba que trabajábamos media jornada cuando en realidad pasábamos más de doce horas cosiendo".
"No todas teníamos el mismo sueldo, porque nos pagaban por hora, y depende las prendas que hacíamos el valor de la hora oscilaba entre 18 y 20 pesos, pero en octubre empezó a haber problemas con el pago de los sueldos", explicó.
La costurera destacó que "la semana pasada las compañeras empezamos a ver cómo podíamos exigir los pagos adeudados, la dueña se enteró y echó a diez a la calle".
"Ante esa realidad, el viernes pasado tomamos el taller y amenazamos con no irnos hasta que no nos paguen. Nos dijeron que el lunes aparecía la plata y salimos, pero cuando volvimos encontramos la puerta con candado y un cartelito que decía que el taller cerraba por los problemas con las trabajadoras", agregó.
Lourdes relató que "ahí mismo hicimos una asamblea y decidimos tomar el taller, pero al entrar no encontramos nada, ni las máquinas, ni las telas, y hablando con los vecinos nos enteramos que durante el fin de semana se habían llevado todo".
"Ahora nosotros tenemos un abogado y el lunes iremos a una audiencia en la subsecretaría de trabajo porteña, pero la única que nos queda si queremos seguir viviendo de esto es formar una cooperativa", culminó Lourdes.
Fuente: Télam