Sapolsky tenía información que en la década del 30 se habían realizado experimentos sobre adicción a las drogas entre chimpancés, particularmente sensibles a los opiáceos. Lo único que entonces pudo probarse fue la potencia adictiva de esas sustancias, pero no confirmar que esa era una razón más para asegurar que los hombres descienden de los monos.
Ahora, los científicos de Stanford, con monos en cautiverio, probaron la pulsión por la bebida y la destreza para robar los fermentos, que pueden dejarlos fuera de combate, pasiones que sí comparten con los humanos.
Fuente: Télam