Desde pequeñas despenas hasta concesionarias de automóviles, pasando por casas de repuestos y de equipamiento comercial, todos padecieron el ingreso de agua, barro y basura en sus comercios y depósitos, con efectos realmente dramáticos.
En la mayoría de los locales todavía no terminaron la tarea de limpieza.
Los comerciantes expresaron su desazón por la ausencia del municipio, que no ofreció ayuda o solución alguna.
El barro y la tierra acumulados no fueron removidos aún, por otra parte maximizan los riesgos de que se produzca un accidente de tránsito.