Hasta el parto Rosa era una chica joven y fuerte que trabajaba en la finca junto a su marido. "En el hospital me amputaron el brazo izquierdo, por una infección que se transformó en gangrena", dijo la mujer.
Desde julio María Rosa no ha recibido ningún tipo de atención médica. "Yo no la puedo mover. Sus huesitos están muy débiles y pueden quebrarse", dice Susana (45), la angustiada madre de Rosa, a Diario Uno.
Una asistente social de la Municipalidad ha visitado periódicamente a la familia. El 4 de julio la profesional elevó un informe solicitando atención médica domiciliara para la chica. A fines de septiembre, sin que se haya obtenido ninguna respuesta, la asistente reiteró la urgente solicitud y tampoco fue escuchada.
"Se alimenta bien. El problema es que no tenemos un ingreso de dinero suficiente para comprar todo lo que necesita. A veces tenemos que elegir entre comprarle los pañales o los remedios que necesita", cuenta Susana, haciendo referencia a los complejos nutricionales recetados, que tiene un costo por unidad de $120.
María Rosa llora en su cama. Dice que quiere estar bien "por mi hijo" y que "lo único que pido es que no me internen nuevamente. Quiero estar en casa y tratar de recuperarme aquí".
"Hemos atendido este caso desde hace cuatro años", aseguró hoy Valeria Rómoli, responsable de Acción Social de la Municipalidad de Junín. "Le llevamos todo lo que la familia necesita, desde alimentos hasta pañales, pasando por una cámara cama ortopédica y un colchón especial", aseguró la funcionaria.
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