Aunque no se sabe a ciencia cierta cuántas bicicletas circulan por la ciudad, las autoridades creen que son unas 20.000. Según las estadísticas de accidentes de los últimos dos años en la capital, las bicicletas aparecen en un promedio de entre 9 y 10 colisiones mensuales. Y casi el 8 % de los heridos que llegan al hospital Padilla son ciclistas.
Pese a estos números, en las planillas de infracciones y secuestros de la Dirección de Tránsito no aparecen los ciclistas o las bicicletas. En la calle, los inspectores son testigos directos de un sinfín de transgresiones que protagonizan los que circulan en estos rodados. "Pareciera que tienen una ley propia. No respetan los semáforos, van a contramano, no avisan sus maniobras, no respetan el cruce de los peatones y circulan por las peatonales", describe Mario Juárez. Sin embargo, admite que ellos no pueden hacer nada, más que retarlos. "Como no llevan patente, no tenemos modo de identificarlos", renegó.
Un sistema de sanción especial. O bien adaptar la norma al uso que se le da a la bicicleta hoy. Esas fueron las dos opciones que analizaron los concejales para regular un fenómeno que suma cada vez más ciclistas y menos infraestructura, lo cual multiplica el riesgo de sufrir un accidente.
"Hay varias puntas del problema. Es claro que los ciclistas no tienen un lugar en la ciudad y que no se los respeta. Pero también hay mucha negligencia e irresponsabilidad en algunos de ellos. Y además está la culpa del Estado, que no hace nada para regular esta situación", sostuvo la concejala Teresa Felipe de Heredia, autora del proyecto. Después de varias idas y vueltas, la iniciativa fue reformulada por la Comisión de Transporte del Concejo Deliberante y aprobada la semana pasada. Se prevé, entre otras cosas, la creación de bicisendas y de estacionamientos especiales para estos vehículos.
Alcoholemia
Al referirse a las reglas de circulación, la norma obliga a los ciclistas a circular por la derecha siempre. También prohibe que se movilicen por detrás de los camiones u otros rodados que impidan su visibilidad. Además, los obliga a respetar los semáforos y otras señales y les exige someterse a pruebas reglamentarias para detectar si conducen alcoholizados, tal como sucede con los conductores de otros rodados.
Un párrafo aparte habla sobre la seguridad de los ciclistas: los obliga a circular con casco, a usar vestimenta visible, a hacer señales que anticipen sus maniobras y a circular por las calles en las que transiten menos vehículos. Asimismo, deberán equipar los rodados con elementos retroreflectivos en los pedales, en las ruedas y en los asientos. Por último, se establece la prioridad del ciclista ante los otros vehículos de mayor porte y se prevé la creación de un programa educativo para concientizar a quienes las conducen.
Cuestión pendiente
Hay un punto aún no discutido por los ediles: el de las sanciones. "Dimos el primer paso para regular un aspecto del tránsito que parecía circular sin leyes. En poco tiempo vendrá la imposición de multas", precisó Felipe de Heredia, y deslizó que sería una buena opción que la primera infracción conlleve una advertencia y las reiteraciones, multas económicas. "Primero que nada, la Municipalidad tiene que hacer una fuerte campaña para dar a conocer las obligaciones que tienen a partir de ahora los ciclistas", precisó.
Para llegar a ese aspecto, los expertos sostienen que se debe avanzar en un ley de patentamiento, que hace muchos años existía en la ciudad. La Dirección de Tránsito, hace aproximadamente 10 años, había planteado recuperarla, pero el proyecto quedó en la nada. Tampoco se hizo mucho para materializar un proyecto aprobado el año pasado que obliga a la ciudad a crear bicisendas. Para el edil Raúl Pellegrini, autor de esa iniciativa, el problema reside en que existe un concepto equivocado de la bicicleta: "El primer error es ver al vehículo como medio de esparcimiento y no como medio de transporte. Sólo cuando cambiemos esta perspectiva, podremos pensar en este rodado como una de las opciones para mejorar nuestro tránsito".
