Para Suárez, arquitecto y piloto de carrera de autos clásicos, "sacar a los pibes de la calle, darles un sueño, un proyecto de vida y que sientan el amor por estos autos es para nosotros el principal desafío, aunque eso no quita que a nuestros cursos vienen jóvenes de todas clases sociales y todos son bienvenidos".
La formación en la escuela de la Fundación Lory es de dos años: durante el primero reciben clases de mecánica, chapa y pintura y durante el segundo tienen un sistema de pasantías en talleres mecánicos especializados en autos clásicos.
La formación en la escuela es de dos años y tiene un sistema de pasantías en talleres mecánicos especializados en autos clásicos
"Me enteré de esta escuela por un amigo. Yo había terminado la secundaria y trabajaba con mi viejo que rapara barcos en clubes náuticos, de modo que algún conocimiento tenía, pero nada de autos", contó a Télam Luis Fernández, un joven que hoy tiene 28 años y trabaja como mecánico en la zona norte del Gran Buenos Aires.
Luis recordó que "la propuesta me interesó principalmente por la posibilidad de tener un oficio y porque este tipo de cursos salen mucho dinero, entonces no todos pueden acceder".
Sin embargo, una vez que ingresó conoció el mundo de los autos clásicos y comenzó a fascinarse: "No sólo aprendí a reparar estos vehículos sino que los conocimientos me sirvieron para trabajar en cualquier taller mecánico, además de aprender la historia y cómo evolucionó este oficio".
No obstante, el joven aseguró que "no es lo mismo un auto moderno que uno clásico, por ejemplo, en los antiguos tenés mucho más espacio dentro del motor, son más rudimentarios, mientras que en los nuevos todo está más compactado".
Más allá de la formación, Luis destacó la política de pasantías ya que "esto permite que te conozcan en muchos talleres de la zona y de allí salen después trabajos, por lo que además de aprender un oficio se te facilita la salida laboral".
La escuela también capacita a adultos que quieran tomar estos cursos, aunque estos son arancelados y se cursan por la noche.
"En la formación de adultos tenemos muchos casos de personas mayores que siempre quisieron saber la mecánica de sus autos clásicos y recién ahora tienen tiempo para hacerlo", describió Suárez.
La fundación Lory Barra fue creada en 2004 por sus familiares con el fin de continuar el legado del piloto de autos clásicos: el amor por los "fierros" pero también el sentido de la solidaridad.
"La reparación del auto antiguo requiere más que conocer la mecánica, hay que conocer la historia, entender la época y tenerle cariño porque el tratamiento de las piezas es especial, por eso no es un oficio para cualquier", aseguró Suárez.
Para los amantes de autos clásicos, Lory Barra es un ícono indiscutible: hijo del presidente del Club de Automóviles Clásicos (CAC), se rodeó desde chico de estos vehículos y luego presidió el Club de Automóviles Sport (CAS) desde 1986 hasta 1990.
"No sólo fue un piloto que participó de muchísimas carreras sino que fue quien le dio vuelo a este ambiente con hechos como, por ejemplo, la importación de la carrera de las 1000 millas que se hacía en Italia a la Argentina, donde consiguió que se la posicionara como una carrera de Interés Turístico Nacional", explicó Suárez.
Para el año próximo, la Fundación planea inaugurar un museo de autos clásicos -que serán preparados por los jóvenes de la escuela- que será bautizado como José Froilán González, en honor al piloto de automovilismo fallecido este año.
Fuente: Télam
