Mariana Martín, dirigente de la Casa, dijo a Télam que "una compañera se encontró en la calle con su abusador, a quien nunca pudo denunciar, y esa situación nos impulsó a investigar la cantidad de personas que están en silencio y no pueden reparar".
La propuesta es ingresar hasta el 19 de noviembre, Día Mundial para la Prevención del Abuso Infantil, en el blog http://casadelamujerpm.blogspot.com.ar/, imprimir el cartel de la campaña o crear uno propio, sacarse una foto con la pancarta y enviarla a casadelamujerpm gmail.com.
Esas fotografías serán distribuidas en las redes sociales "para hacer el recorrido inverso al silencio impune, para hablar para sanar", agregó Martín.
El mes pasado, se inició una causa judicial contra el sacerdote Justo José Ilarraz sospechado de abusar de 50 seminaristas, de entre 12 y 14 años, entre 1984 y 1992, según la denuncia de cinco testigos que se presentaron espontáneamente a declarar ante el juez de Instrucción número 3 de Paraná, Alejandro Grippo.
El delito se conoció públicamente en septiembre de este año gracias a una investigación del semanario "Análisis de la Actualidad" y la justicia actuó de oficio generando que algunas de las víctimas den su testimonio.
"Las víctimas hablan cuando pueden hacerlo; los tiempos del psiquismo, del trauma y del dolor no son los que estipula la ley", explicó a Télam el psiquiatra Enrique Stola.
El especialista asistió a dos jóvenes que denunciaron al cura Julio César Grassi, condenado en dos instancias a 15 años de prisión por corrupción de menores y abuso sexual.
Sobre la causa de abuso en el seminario de Paraná, consideró que "la gran cantidad de curas y obispos implicados en el ocultamiento de los delitos cometidos por el cura Ilarraz es la muestra del gran desamparo de las víctimas".
Para Stola algunas de ellas "denunciarán y otras podemos asegurar que no van a hacerlo porque no se encuentran con la fortaleza psíquica necesaria para dar ese saludable paso".
En tanto, en la localidad bonaerense de General Villegas se condenó esta semana a tres hombres por el abuso de una adolescente de 14 años, delito que se filmó y propagó a través de teléfonos celulares, Internet y hasta en el canal de televisión local.
Pero la difusión del delito no fue considerado para la condena de los abusadores Mariano Piñero, Mario Magallanes y José María Narpe quienes fueron hallados culpables, por el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Trenque Lauquen, por "abuso sexual con aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima y corrupción de menores".
Para Irene Intebi, psiquiatra infanto juvenil, autora de "Proteger, reparar, penalizar- Evaluación de las sospechas de abuso sexual infantil", lo más importante es "que se creyó en la palabra de la nena".
No obstante, consideró preocupante "cómo impactará en ella el que no se tomara en cuenta la difusión del delito. ¿Quien se ocupará de reparar?".
La profesional consideró "el miedo y la vergüenza de la niña y cómo la marcará esta historia en todas sus relaciones, máxime, cuando se mostró tanta preocupación por investigar la vida de la víctima en una ciudad pequeña donde todos se conocen".
Intebi señaló como "un problema que la gente que tiene que decidir sobre la vida de las víctimas no cuenta con información actualizada, y analizan y cuestionan pericias psicológicas, pero no lo hacen si la pericia es contable o de ingeniería".
Si bien no leyó los fundamentos de este caso en particular, la especialista considero que "persisten los prejuicios y la ideología que justifican a los violadores".
Por su parte, Stola enfatizó que "la condena del abusador por parte del Poder Judicial es un paso necesario para la definitiva reparación de los daños psíquicos y afectivos de los niños y jóvenes abusados".
Fuente: Télam