Muchas de las cartas incluidas en el libro, que acaba de publicar Enecé, eran dictadas a un grabador para que su secretaria mexicana Juanita Messik las dactilografiara por la mañana.
"A menudo bebía mientras las dictaba, y representan un viaje insólitamente libre y sincero por la mente de un hombre que había visto mucho, leído mucho, bebido mucho, pensado mucho, y en el proceso se había acercado peligrosamente a la lectura", comenta Tom Hiney en el prólogo. (Télam).-