Cuando se terminó la fiesta, el sol estaba bien alto en el cielo y ellas decidieron que debían pensar alguna excusa bien justificada como para no sufrir una dura reprimenda.
No tuvieron mejor idea que sostener que habían sido raptadas por desconocidos que las habían llevado a lugares que no conocían.
Ante semejante revelación, uno de los progenitores concurrió a la Comisaría 45 para reportar la supuesta terrible experiencia que había vivido su hija y sus amigas.
De inmediato, se dispuso el cierre de rutas porque habían dicho que habían sido subidas a la fuerza a un vehículo utilitario.
Personal de distintas reparticiones de la fuerza de seguridad y sus respectivos jefes empezaron a trabajar en el caso.
Dos de ellas, “colaboraban” con los efectivos para tratar de identificar los lugares dónde habrían pasado la noche mientras estaban cautivas.
Sin embargo, con el paso de los minutos, iba perdiendo consistencia el relato y las circunstancias en las que se habría producido el rapto.
Finalmente, una de ellas comentó que en realidad nada de lo que habían contado sus amigas era verdad, sino que se había tratado de un ardid para ocultar una noche plena de diversión.
Cuando esa información llegó a oídos del personal que estaba en base de la Comisaría 45, se desactivó el megaoperativo policial y se reveló a los padres de las menores la verdad de los hechos.
Así fue que se estableció que el cuarteto, que tiene entre 12 y 17 años y se domicilian en los barrios Mariano Moreno y El Vinalar, había recorrido distintos locales bailables de esta capital.
Además, habrían ingerido bebidas alcohólicas.
Investigación en curso
Al enterarse de esta situación, la jueza en lo Penal de turno, Rosa Falco, dispuso que se investigaran los boliches a los que habrían ingresado las menores.
Por su edad, no podrían haber tenido acceso a los mismos y mucho menos haber ingerido bebidas con alcohol.
Por ese motivo, a partir de la declaración testimonial de las cuatro chicas, personal de la Seccional 45 se ocupará del tema.
Fuente: elliberal.com.ar