Sostuvo luego que “la devoción popular despertada por la forma de Varón Santo que ya se le atribuía en vida se acrecentó con su muerte” al fraile franciscano, “no solo por su entrega y sus virtudes sino por su prédica, hablaba sinceramente y con palabras sencillas por que con ellas hacia bien a las almas. –Todos se agolpaban en torno a el para oír al predicador humilde y apostólico que derramaba en sus palabras la caridad, cuyo fuego lo consumía”, enfatizó Scaltritti.
El proceso
Respecto al proceso de Beatificación y Canonización, señaló que se inició en 1921 en el Congreso Argentino-Uruguayo de Terciarios Franciscanos donde se propone iniciar el proceso de beatificación a la Orden Franciscana. Luego, en 1923, el Obispo de Tucumán y delegado apostólico en Catamarca monseñor Piedrabuena, instruye un investigación diocesana llamada pequeño proceso, el cual fue invalidado, pues debió iniciarse en Córdoba, pero que era un fuerte antecedente para lo que luego se iniciaría en Córdoba en 1926, presentado cuatro años mas tarde el petitorio formal para dar inicio al proceso ordinario que dura hasta 1945, tarea llevada a cabo por Fray Luis Córdoba ante el Obispado . En ese año la instrucción es enviada a Roma. Luego de 6 años de estudios se firma el informe del primer censor teólogo con opinión favorable. Dos años después se continúa con el segundo también de opinión favorable. En 1957 la Comisión de Ritos decide no seguir adelante con anuencia del Papa Pio XII, que luego es reconsiderada ante la solicitud del Embajador Argentino en la Santa Sede Don Manuel Río con respaldo del Presidente y del Pueblo Argentino, desde 1958 a 1963 son presentados los trabajos en refutación del censor teólogo: El Ciervo de Dios Mamerto Esquiú, “su actuación en los asuntos sociales y políticos de su tiempo “ y “ consideraciones acerca de los Escritos del Ciervo de Dios”, año en que la Comisión de Ritos se expreso a favor de la continuación de la causa, reforzado por el “proceso supletorio”, iniciado en Córdoba también aprobado en el año 1976. El 9 de noviembre tiene lugar las objeciones del promotor general de la fe; con la respuesta del postulador general con su informe Positio super introducciones a lo que los 5 consultores teólogos dan su respuesta afirmativa.
En 1978 la Comisión de Cardenales también da su voto afirmativo.
En 1979 se prosigue con la introducción de la causa en Santa Sede Apostólica.
En 1983 ante la publicación del nuevo Código de Derecho Canónico, aparecen las nuevas normas que deben seguirse en las causas de los Santos, deteniendo el pedido por muchos años. En 1990 el Cardenal Primatesta solicita un informe del estado de la causa. En 1993 el padre Jorge Martínez es designado Vicepostulador de la causa del Ciervo de Dios, por la Santa Sede en Roma, tomando conocimiento de los pasos a seguir para poner en movimiento la causa donde se avanza con la creación de una Comisión de Peritos en la Cede donde se inicia el proceso, revisando la documentación presentada y verificando si hubiera hechos nuevos. Esto se denominó “investigación supletoria”.
El trabajo de la Comisión culminó a mediado del año 2.000, con la entrega de ocho (8) grandes cajas de documentación.
El resultado de la misma llega en el 2002, cuando la Congregación de los Santos emite el Decreto de validez de todo lo actuado, es decir convalidan los procesos ordinarios y supletorios y la última investigación supletoria premiando más de 80 años de esfuerzos de la causa de beatificación. Por decisión de la Congregación de los Santos, el 7 junio de ese año se designa al Monseñor José Luis Gutiérrez, del Opus Dei como relator de la causa “Cordubensis in Argentine”, quien será el responsable de presentar la “Positio” sobre la Heroicidad de las virtudes en Esquiú.
En 2003 llega desde la postulación general de Roma, la noticia de que la Posición sobre vida y virtudes del Ciervo de Dios, fue aprobada por el relator de la causa.
En 2004 se dio entrada oficial de la Positio sobre las virtudes en la Congregación de los Santos, quienes dieron su opinión en noviembre del mismo año.
Se espera el posible decreto afirmativo de la Congregación, mediante la cual Fray Mamerto pasará a ser llamado Venerable.
El 15 de noviembre de 2006 en tanto, del comunicado de oficina de prensa de la Santa Sede, se desprende que la causa de Canonización del “Franciscano Obispo de Córdoba, fiel hijo de la Provincia de Catamarca, humilde Obispo dado a los pobres y a la evangelización en tiempos difíciles de guerras internas y desunión de los argentinos, y para muchos el inspirado orador de la Constitución”, según lo describió el Vicepostulador Fray Jorge Martínez, ha dado un grande e importante paso que lo acerca a la beatificación.
“Quizás llame la atención lo demorado en el tiempo, más de 80 años de esfuerzos y dedicación. Sin embargo se debe tener en cuenta que no todos los procesos de beatificación se desarrollan en tiempos precisos ni son iguales, con solo pensar que un San Antonio de Padua fue canonizado al año de su muerte y el gran teólogo franciscano Juan Duns Escoto, hace muy poco beatificado, después de casi 700 años pasada su muerte, ya podemos darnos alguna idea”, dijo Scaltritti.
“De todos modos, a pesar de tantos esfuerzos y demoras, debemos dar gracias a Dios por haber podido llegar al punto en que nos encontramos. A la espera de los dos decretos de validez que posibilita la consideración final de la Comisión de Obispos y Cardenales, cuyos resultados serán presentados al Santo Padre, quien Dios mediante, decidirá sobre su beatificación”, dijo luego.
“Fray Mamerto fue un hombre muy humilde y sencillo, a pesar de sus condiciones intelectuales, el grado en la jerarquía alcanzado y el afecto y admiración que despertaba en la gente. Luchó fuertemente contra toda tentación de orgullo, rehuyó a todos los honores, supo compartir los dones que de Dios había recibido y se dio enteramente a la responsabilidad de pastor que la Iglesia le supo encomendar. Para nosotros, en especial los bautizados en esta Nación, la imagen de Esquiú nos llena de admiración, agradecimiento y estímulo. Admiración, por su modo de vivir el evangelio y la imitación de Cristo en el que hacer de todos los días, nos lleva a agradecer a Dios por darnos personas como Fray Mamerto, consagradas de corazón al servicio de los demás; y por último nos estimula en el camino de la vida, pues la perseverancia en el buen obrar y en la entrega, pueden ser patrimonio de todo peregrino en el tiempo que sinceramente se comprometa con lo que Dios espera de él”, enfatizó el senador.
