Catamarca
Sabado 20 de Abril de 2024
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Del Fuego y Aquino: la lengua como única frontera

No existe una literatura latinoamericana, ya no hay regiones, al menos en lo literario, para el escritor paulista Marcal Aquino; tampoco temáticas, la única frontera es la lengua, coincide con su colega Andrea del Fuego, ella criada en Minas Gerais, los dos parte de la troupe paulista que se instalará en la 40 Feria del Libro de Buenos Aires.
Aquino y Del Fuego -el nombre que usa siempre que no firme un libro es Andrea Fátima Dos Santos-, ambos residentes paulistanos (los de ciudad de San Pablo), repasaron la actualidad de "una literatura que se aleja de Latinoamérica desde lo lingúístico, para reposar en tierra lusa, del otro lado del Atlántico".

"La lengua nos deja lejos de países vecinos como Argentina o Paraguay", comienza Aquino en el monumental edificio de la alcaldía paulista, responsable de la presentación de la Ciudad Invitada a la Feria, y Del Fuego lo secunda: "La máxima proximidad está con Portugal, lo veo hasta en la parte más poética de mis textos".

El punto es que "con la existencia de Internet ya no se puede hablar de fronteras, la única frontera es la lengua, más que la geografía y las temáticas", asegura el autor de "Yo recibiría las peores noticias de tus lindos labios" (Continente) y guionista de series policiales de TV.

Nacido hace 56 años en la pequeña ciudad de Amparo, cuenta que "la experiencia paulistana" fue "fundamental" para su literatura, algo en lo que no entran sus guiones televisivos, se ríe cuando explica "de algo hay que vivir".

"La vida cotidiana en una ciudad de estas dimensiones -12 millones de habitantes en una malla urbana de mil kilómetros cuadrados- contaminó mi literatura, así como mi paso por el periodismo policial", asegura, ya tarde en San Pablo, un poco agobiado con la pesadez que se respira en el salón con 30 grados y una humedad que se pega en la piel.

Mientras que Del Fuego, nacida en San Pablo pero criada un pueblito de Minas Gerais -Carmo do Rio Claro, desaparecido en parte bajo la represa de Furnas- cuenta que si no se hubiera mudado a San Pablo "no hubiera sido escritora, habría sido manicura o algo por el estilo".

"Las voces intelectuales de esta ciudad y el contacto, no con sus libros, sino con sus escritores, me contaminó y me dio sustento", dice Del Fuego sobre una red de escritores identificados como Generación 90, "un grupo de gente que se encargó de promocionar y hacer mucha literatura durante esa década, con iniciativas como el periódico PS-SP (Postdata San Pablo) de Marcelino Freire que publicaba a la gente nueva".

Marcal interviene para recordar que la intensión de esa publicación del nordestino Freire era "hacer un retrato de la literatura paulistana en ese momento, subía textos pequeños y marginales".

El escritor rememora que "un grupo se encontraba todos los sábados en un café en el barrio bohemio de Madalena y fue una sorpresa. Se encontraban para leer, eso que pasa en los ´saraus´, y comenzaron a acercarse para participar desde otras ciudades de San Pablo".

Esa experiencia "crece en todo Brasil, se organizan, leen y publican, hay un proceso muy grande con los saraus, encuentros que aglutinan personas interesadas en el mismo tema, la literatura, leen y hacen música, pueden ser de los intelectuales o de la periferia".

"Esto es el embrión de la Generación 90 -repasa-, en ese momento hubo una importante efervescencia, por primera vez teníamos pequeños sellos editoriales, las librerías comenzaron a aceptar estas cosas y por fin la media, los periódicos de la región comenzaban a reseñarnos, había escritores que durante 20 años construyeron un carrera y eran absolutamente desconocidos".

En la actualidad, completa, "el problema siguen siendo los tirajes mínimos, tres mil por autor para una población de 200 millones de habitantes", algo que, para Del Fuego, responde a que "las editoriales no piensan mucho en el patrimonio inmaterial".

De hecho, cuando Brasil resultó invitado de la Feria del Libro de Frankfurt muchos sellos debieron salir a buscar nuevos autores para ampliar la oferta, debido a los pocos nombre que tenían en catálogo.

"La fuerza de la literatura brasileña es básicamente la imposibilidad de definirla, multifacetal, da cuenta del país en la actualidad: ni policíaca, ni regional, ni paulista, hay una gran confusión, voces muy distintas de hombres y mujeres que en ese ´confundimiento´ retratan este Brasil", concluye.

Fuente: Télam

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