Pese al riguroso hermetismo impuesto a la causa por un juez y un fiscal, se sabe que la historia inscribió su primer capítulo hace nueve meses en un barrio de la ciudad de La Banda.
La protagonista, una joven de clase baja, madre y unida en matrimonio, en plena crisis de pareja, habría mantenido una relación paralela que desencadenó en un embarazo.
Con el tiempo, los de-sacoples afectivos entre el matrimonio habrían cicatrizado y la pareja volvió a unirse. Sin embargo, el embarazo habría experimentado un rechazo por parte del esposo, quien junto a la mujer habrían decidido entregar al bebé apenas naciera, a fin de devolver la armonía al hogar.
Meses después, lejos de llorar emocionada cuando los profesionales le anunciaron que tendría mellizos, la embarazada experimentó una desconcertante ambivalencia entre alegría y tristeza porque sólo esperaban un bebé.
Dos meses antes del tiempo fijado para el parto, el matrimonio habría sido informado por “alguien” cercano a la familia que un matrimonio rosarino buscaba un bebé para adoptar.
Se concretó el contacto, surgió el compromiso y todo quedó supeditado a los tiempos del parto.
Por indicaciones de profesionales de una Unidad Primaria de Atención (UPA) -centro de controles habituales- la embarazada preparó todo para la segunda semana de mayo.
El doble nacimiento llegaría mediante cesárea y en la Maternidad Faustino Herrera.
Sin embargo, en las horas previas al parto, los médicos cambiaron de opinión. Asumieron que tratándose de un “parto gemelar” (ver recuadro), la tecnología de la Maternidad del Hospital Regional era lo ideal. Sin dudarlo, derivaron a la parturienta a la ciudad capital.
Esos siete kilómetros de “mudanza” habrían alterado todo el andamiaje operativo preparado para concretar el viaje de los rosarinos con los bebés hacia su provincia.
No hubo cesárea. Hermosos gemelos llegaron al mundo mediante parto normal.
A pocas horas del nacimiento, médicos y parteras habrían advertido la presencia sospechosa de una pareja de rosarinos. El hombre, vestido de elegante traje y corbata, y la mujer, también muy bien vestida, nada delataban tener en común con la parturienta.
Aquella característica causó malestar en el Hospital Regional y los resortes internos alertaron a la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), cuyos profesionales pidieron la urgente intervención del juez Miguel Ángel Moreno y el fiscal Ramón Alfonzo.
Finalmente, la madre biológica habría confesado cómo y por qué ella y su esposo habían decidido “regalar” los gemelos al matrimonio rosarino, lo que evitó la entrega irregular de los recién nacidos y que fueran llevados a Rosario, provincia de Santa Fe.
Fuente: elliberal.com.ar
