A través del Instituto Nacional del Profesorado, el profesor Federico País, entre otros, comenzó a trabajar en la creación de la UNCA en 1968. El escenario nacional fue favorable: se buscaba descentralizar los grandes núcleos universitarios y darle a cada provincia su propia Universidad. El 12 de septiembre de 1972, frente a Casa de Gobierno de Catamarca, el presidente Agustín Lanusse firmó el decreto convirtiendo en una realidad la universidad catamarqueña.
Entre los fundamentos del proyecto, la legisladora Veaute destaca que "en el transcurso de sus 40 fructíferos años, la Universidad Nacional de Catamarca ha sido un referente de desarrollo cultural, científico y académico no sólo en la provincia sino, además, en todo el Noroeste Argentino, como fuente de conocimiento y atendiendo siempre las demandas educativas de la sociedad catamarqueña."