Albarracín había recibido seis balazos, de los cuales dos quedaron alojados en su cuerpo, uno de ellos en la cabeza. En 45 días confirmarán cuándo será operado para extraer el proyectil que tiene en el cráneo; mientras tanto, se recupera lentamente en su casa, junto a su familia.
Su caso generó un importante debate público cuando su familia comenzó a reclamar que le realizaran la transfusión de sangre, puesto que su vida estaba en peligro. Sin embargo, la situación llegó a la Corte Suprema de la Nación, que respetó la voluntad expresada por este hombre de 38 años a través de un documento escrito.
"Pablo tiene la visión del ojo izquierdo reducida y la mitad del cráneo hundido; se lo reconstruirán con cirugía plástica, pero neurológicamente está perfecto", detalló su padre y agregó: "Mantiene conversaciones y camina bien. Perdió veinte kilos mientras estuvo internado".
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