Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
Buscar:

Dime cómo te relacionas con el dinero y entonces te diré quién eres

La relación con la plata está determinada por la personalidad del individuo. A qué responde el deseo de acumulación desenfrenada de divisas. Cómo nos vinculamos con el vil metal. Infobae habló con los especialistas
(DIARIOC, 11/05/2013) Las relaciones interpersonales no siempre muestran cómo somos en realidad, y ante ellas no parece difícil montar un velo para no ser descubiertos. Pero ese velo puede caerse cuando aparecen en escenas unos papeles de cambio monetario o su representación plástica.

Es entonces cuando la conducta frente al dinero y la relación con éste pone muchas veces de manifiesto las más recónditas pasiones de una persona: poder, seducción y erotismo. Para profundizar este análisis, Infobae habló con el Doctor en Psicología José Sahovaler, coordinador del departamento de Niños, Adolescentes de la APA y Full Member IPA, y autor de La erótica del dinero, una obra –pronta a salir a al venta– que desmaraña las distintas personalidades en torno al vil metal. ¿Qué tipo de relación se tiene realmente con él? ¿El dinero marca verdaderamente la personalidad? ¿Tiene el poder de unir y de separar?

El dinero marca mucho la personalidad y se manifiesta en la manera en la que cada uno se maneja con él. Se puede ver la sexualidad y el poder. Todo lo que el sujeto hace para mantener placer está relacionado con él. Las personas nos movemos por deseo o por temores y ellos se canalizan en el dinero. Estamos atravesados por él", dijo.

Desde el psicoanálisis se entiende que para los individuos la relación con el dinero "no es racional ni programable sino que siempre es conflictiva", porque se trata de "deseos inconscientes y reprimidos, rivalidades edípicas y fraternas, pulsiones eróticas y tanáticas (pulsión de muerte), el sadomasoquismo sacrificial y las competencias narcisistas se expresan en los intercambios económicos, en las fantasías dinerarias, en la sexualidad transformada en cálculo y en la guerra comercial diaria. Los hombres luchan, mueren, se desviven, se enferman y padecen por dinero. Dinero y política, dinero y violencia, dinero y sexualidad son términos articulados permanentemente. Así, los desarrollos racionalistas fracasan al suponer al hombre sólo como alguien programable, influenciado por la publicidad y siempre sometido a anhelos de lucro y ganancias desmedidas".

El psicoanálisis se dedicó poco al estudio del dinero, "adjudicándole un sentido casi unívoco en relación al erotismo anal y a los aspectos obsesivos". Sin embargo –sostuvo Sahovaler–, "a lo largo de la historia social e individual, y dependiendo de los distintos tipos de estructuración psíquica, el dinero fue adquiriendo distintos significados para los diferentes sujetos". No basta, entonces, con suponerlo un equivalente de las heces o del falo, "es necesario profundizar en su estudio para tratar de descubrir algunas de las claves de lo se podría definir como ´la estructura libidinal del dinero y sus patologías´".

¿El dinero hace la felicidad?



Pregunta el dicho que responde: "¡No, la compra hecha!". ¿En verdad es así? ¿Es la suma del dinero en el banco, gastado, ahorrado, apostado lo que da color a la vida de una persona?

"Hay un valor de crecimiento del dinero, y la manera que la sociedad tiene de recompensar ese crecimiento es por medio del dinero", dijo el psicólogo, y recordó aquella época en que el ahorro era la base de la fortuna: "En una época uno iba al colegio y le daban una libreta de ahorro postal, le hacían comprar estampillas y le daban la libreta, como forma de fomentar el ahorro, pero con el tiempo eso se devaluó".

Y claro, había una cultura del ahorro y hoy la nueva "cultura" no tiene que ver con el ahorro sino con el consumo. "Uno puede enseñar a ahorrar o a dilapidar", aseguró. Esa enseñanza en casa marcará el rumbo de las nuevas generaciones, las cuales inevitablemente quedarán marcadas por la herencia que traen.

"El dinero no sólo define la clase sino además el grupo al que se pertenece. Los adolescentes se definen por la música, pero hoy también lo hacen por el dinero y la capacidad de consumo. No es lo mismo un chico que tiene un i-Phone que uno que tiene uno común. El dinero guardado en el banco también define a esos grupos. El dinero también se hace cuerpo".

A ese concepto lo ejemplificó con la excelente obra de William Shaskpeare El mercader de Venecia –un avaro que está dispuesto a cobrar una deuda con una libra del cuerpo de su deudor– y luego agregó: "Cuando una pareja se separa, se discute por dos cosas: dinero e hijos. Al separarse se vuelve al yo; el que marca ese límite es el dinero.

Hoy los conflictos tienen que ver con recuperar el dinero, que se hace cuerpo porque al tenerlo en el banco uno siente que tiene un respaldo. Los psicóticos, por ejemplo, a veces piensan en la cuenta que tienen que pagar y no en la salud que están perdiendo".

Para muchas personas, hoy "el único ideal es tener dinero, nadie habla de arte ni cultura ni de ciencia. Hubo un corrimiento de ideales. Antes los jóvenes pensaban en estudiar una carrera, conseguir un buen trabajo acorde a ese título, pero hoy se cambió todo por ganar plata".

Ante este panorama, notamos que ese cambio social generó un cambio de ideales, porque hasta los afamados años setenta la rebeldía imponía formarse y saber, tener una base de estudio concreto para afrontar así cualquier posible discusión e intercambio de ideas. Nobleza obliga a recordar que la etapa más oscura del país se llevó a muchas de esas mentes brillantes y a otras las invitó a alejarse. En esos momentos los jóvenes respetaban a quienes sabían, a los llamados intelectuales casi se les rendía culto y eran un modelo a seguir. Hoy ese paradigma cambió por la belleza física y los números en una cuenta bancaria, por simplificar. Ese cambio de parámetros en los vaivenes ideológicos pone en el podio –por ejemplo– a los deportistas que mejor ganan y que aparecen como los modelos a seguir y no justamente por el buen estado físico.

"Muchos psicólogos han estudiado a personas que encarnan las características del codicioso, concluyendo que la codicia nace de una carencia interior que pretendemos infructuosamente rellenarla con bienes materiales, pero aunque se logre un éxito prominente, es difícil que quede satisfecho porque una parte de la persona -en su interior- sabe que es reconocido por lo que tiene y no por su ser. Si no tiene dinero y poder sabe que no será digno de respeto ni reconocimiento; por ello trata de asombrar, intimidar, destacarse y tener el máximo poder posible", dijo Adriana Guraieb, licenciada en psicología miembro de IPA -Asociación Psicoanalítica Internacional-.

Describió a esos sujetos como "solitarios, poco felices y esclavos del miedo a perder lo conseguido. Desconfiados que viven para invertir y proteger los bienes que poseen".

Para concluir, Sahovaler definió el deseo por el dinero como "una adicción hacia la muerte", espiritual o física; la Madre Teresa de Calcuta también se refirió a ese vacío interior de quienes solamente ven en los billetes el gran todo, de quienes solamente se contentan con sentirse poderosos a costa de poner plata, de gastar o de tener un ahorro hasta enfermizo que no deja tampoco lugar al disfrute: "Pobre hombre, sólo tiene dinero"...

Fuente: infobae.com

(Se ha leido 212 veces.)

Se permite la reproducción de esta noticia, citando la fuente http://www.diarioc.com.ar

Compartir en Facebook

Sitemap | Cartas al Director | Turismo Catamarca | Contacto | Tel. (03833) 15 697034 | www.diarioc.com.ar 2002-2024