Carlos Zoraire, su esposa Mirta Jerez, su hermano Daniel Zoraire y su cuñada Elizabeth Ponce, llegaron hasta El Rodeo durante la mañana del día de la tragedia. “Queríamos pasar un fin de semana en familia y disfrutar de la naturaleza”.
“Como a las 20,30 comenzó a llover y más tarde llegaron los truenos, los relámpagos y una rara sensación que no era normal lo que estaba pasando”, recordó.
“Cerca de las diez decidimos salir de las carpas y buscar refugio, nos fuimos con lo que teníamos puesto porque no hubo tiempo para nada”. Carlos agudiza su memoria y continúa su relato: “Cuando llega el agua y el barro buscamos refugio en un lugar que era una cantina y había allí baños y duchas para la gente del camping, junto a otras 20 personas más logramos refugiarnos en los baños. Era de tanta fuerza la corriente de agua y barro que nos separa a las dos familias, quedando yo solo en la parte de abajo y a mi hermano, mi esposa y mi cuñada no los vi más. Nosotros sacamos las puertas de los baños y tapamos las entradas para que el barro no entre, y pudimos ver como grandes piedras, agua y barro, se llevaban todo a su paso.
En su narración Carlos describe: “Horas más tarde, cuando lentamente todo se fue calmando, escuchamos que desde los techos preguntaban por algunas personas, llamándolos por su nombre y apellido y así pude avisarle a mi familia que estaba con vida y en un lugar seguro y al mismo tiempo yo pude conocer el destino de ellos. Fue una mezcla de sensaciones y emociones, y dentro de todo ese terrible desastre saber que estábamos con vida era lo más importante para nosotros”.
Gentileza: elliberal.com.ar