Coincidieron en alarmar sobre esta situación José Luis Castro, representante en la Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS); la directora general de la Aduana de Brasil, Clecy Busato Lionco, y el regional Specializaed de INTERPOL Officer Sub-Regional Bureau for South America, Roberto Manriquez Carrasco, en el marco de la Conferencia sobre la “Lucha contra la Falsificación y la Piratería”.
El representante en la Argentina de la OMS fue quien precisó que “el 10 por ciento del mercado mundial de medicamentos es falsificado, cifra que en los países más pobres alcanza el 20 por ciento” y quien advirtió que “si esta tendencia se mantiene, en 2010 el valor total de las ventas de medicamentos falsificados ascendería a 75.000 millones de dólares”, alertó el funcionario
Castro indicó que para la OMS, la falsificación de medicamentos se ha vuelto “un gran problema” y se convirtió así en “una de las principales prioridades” de ese organismo internacional, por el “incumplimiento de las mas elementales normas de seguridad”.
El mayor problema de la difusión de estos medicamentos es que no sólo cumplen con el objetivo para el que fueron creados, sino que también “atenta contra la vida de las personas y de la salud en general”.
El hecho de que estos productos no tengan “ninguna garantía de seguridad” hace que en los países desarrollados “incursionen con fuerza antibióticos, hormonas, antiesteroides”, mientras que en los más pobres o en vías de desarrollo “la falsificación funciona en medicamentos para enfermedades mortales como malaria, tuberculosis, Sida y cáncer”.
La falsificación funciona porque “sus bajos costos de fabricación los vuelven atractivos para la población más pobre que tiene una alta demanda de medicamentos costosos”, explicó Castro, quien advirtió que su más grave consecuencia es el “fracaso terapéutico”.
La principal causa del crecimiento de la falsificación de estos medicamentos es que “muchos países rechazan su reglamentación por considerarlo contra el libre comercio”, así el funcionario indicó que se fomenta el “contrabando y la falta de garantías de seguridad y eficacia”.
Todo esto se ve incrementado por “la ausencia de control y de suministros, las compras a través de Internet, la falta de compromiso político y las transacciones directas”.
“Para contrarrestarlo, desde la OMS promovemos la difusión de información, la garantía de calidad, los exámenes y el desarrollo de un sistema de precalificación para medicamentos contra el VIH, antimaláricos y antituberculosos”.
En coincidencia, la directora de Aduanas de Brasil alertó que “la piratería genera flujo intenso de dinero y se asocia a crímenes de mayor potencial agresivo como el tráfico de armas, el blanqueo de dinero y el terrorismo”.
“Todos estos crímenes funcionan en la misma cadena de comercialización que el mercado formal”, señaló Busato Lionco, al tiempo que remarcó que “la piratería afecta la competencia, debilita las inversiones, estimula la economía informal, genera fuertes pérdidas de recaudación”.
También indicó que la piratería genera “efectos sociales porque aumenta el desempleo y provoca riesgos a la salud y a la seguridad”.
Al respecto se alarmó por la “sofisticación y diversificación de productos, lo que dificulta cada vez más diferenciar lo que es falso de lo que es verdadero”.
Para contrarrestar estos efectos, Brasil ha creado un Consejo de combate contra la piratería, que no solo busca reprimir sino también “educar y controlar el factor económico”.
“Sólo con cooperación podremos avanzar con mayor eficacia en el combate contra la piratería”, subrayó la funcionaria brasilera, tras detallar los distintos programas que la Aduana de ese país realiza en forma conjunta con el sector privado.
Al respecto opinó que “se deben atacar las fuentes de fabricación, en los países que no quieren combatir la piratería”.
Por su parte, el regional Specializaed de INTERPOL puntualizó las tareas que enfrenta ese organismo internacional en la “asistencia de las autoridades de policía criminal y en generar cooperación internacional”.
“INTERPOL es un sistema mundial de información protegida y de información operativa, un servicio de apoyo policial operativo que busca generar una fluida comunicación y reuniones de trabajo y de capacitación para prevenir distintos tipos de delitos”, indicó Manriquez Castro.
Este organismo internacional realizó, desde 2004, en la zona de triple frontera de la Argentina, Paraguay y Brasil distintas operaciones de control denominadas Júpiter.
La última –Júpiter II- se realizó en 2006 y sumó a Chile y Uruguay y una mayor participación de aduanas, fiscalías y policías locales, lo que permitió generar una “mejor inteligencia previa” que arrojó como resultado “mercadería decomisada por 35 millones de dólares” y en la que se “detectaron Organizaciones de grupos organizados chinos, indios y pakistaníes”.
“Muchos de los productos decomisados tenían un gran potencial de afectar la salud de los consumidores”, indicó el funcionario, tras detallar que no sólo se detectaron contrabandos de ropa, zapatos, medicamentos, sino también “drogas, canabis, cocaína, armas”.
A fin de “mejorar la cooperación de la entrega de información entre industria y policía; la pre-operación; la coordinación de tareas, y el uso de apoyos, INTERPOL ya tiene en curso el plan Júpiter III.
