De acuerdo dijo, la ley con media sanción de la Cámara de Senadores, pretende revalorizar la Ordenanza Municipal Nº 246/2008, tramitada bajo expediente Nº 25/2008, del Concejo Deliberante de Fiambalá aprobada el 23 de septiembre del mismo año, instituyéndose el 24 de septiembre de 1808 como fecha fundacional de la localidad de Palo Blanco, distrito Fiambalá, departamento Tinogasta, a fin de darle el marco legal correspondiente a la fundación de la mencionada Localidad.
“Tomando la letra del Concejo Deliberante de la Municipalidad de Fiambalá, escritos y testimonios de la misma comunidad, actuando en forma activa podemos determinar que: “…Todo pueblo posee un principio y origen de formación a partir de que el hombre se arraiga a la tierra, genera vínculos y conforma así, una realidad social viva que se conforma por diferentes elementos: geográficos, étnicos, culturales, éticos, unido por una historia común, es decir: un pasado, una lengua, tradiciones, costumbres, creencias, rasgos físicos, ideales constitucionales, valores, aspiraciones, ilusiones, anhelos y esperanzas”.
En este marco, es importante reconocerse como miembro de una comunidad, de una nación, de una patria, donde se comparte mucho más que un territorio. Lo que verdaderamente nos une es el sentimiento de pertenencia, esto que nos ata a la tierra en que hemos crecido y que lo compartimos con nuestros coterráneos.
Así, la historia del pueblo construye su propia identidad, tesoro que guarda celosamente y lo hace reconocible ante los demás, pero debe adquirir carácter permanente y progresivo”, señaló el legislador.
Identidad
Dijo también que “el pueblo de Palo Blanco, necesita forjar su identidad porque ha gestado en un tiempo histórico, acontecimientos sociales, culturales, políticos, en los que se pueden identificar hombre y mujeres, protagonistas hacedores, testigos o simplemente contemporáneos, detrás de una finalidad social. Todos los acontecimientos entrelazados, unos con otros, como los puntos de un tejido que configuran una trama y sobre la base de ello fue posible construir la historia de este pueblo. De gran importancia son los relatos orales recogidos, testimonios de los protagonistas que permitieron la aproximación a la construcción de la información vivida del pasado”.
Historia
Quintar sostuvo además que “la historia de los primeros pobladores de Palo Blanco, y su relación con la llegada de la Virgen de la Merced a este pueblo catamarqueño, establece la historia de la primera pobladora de este suelo y en nuestro marco religioso se inscribe también la historia, pues no existe sociedad en el pasado ni el presente que no incorpore sus creencias y las prácticas como centro de la existencia del ser humano. La práctica de la religión es universal y fundadora de los pueblos. Es necesario reconocer que no fue tarea fácil cimentar un contexto histórico desde la ausencia de varias fuentes escritas, pero prevaleció el gran afán por sentar bases de una propuesta que inscriba nuestros orígenes y la valorización de nuestras viejas progenies asumiendo el compromiso de los habitantes, de Palo Blanco, para aportar y construir su propia identidad, su propia historia”.
Testimonios
Los testimonios orales afirman que aproximadamente en 1808 llegan, a este lugar, don Abdón Carrizo y doña Juana Siarez y con ellos la imagen de la Virgen de la Merced, radicándose en el paraje Los Cerrillos que dista a 3 kilómetros aproximadamente del actual Palo Blanco, a esa versión lo confirma el manuscrito del extinto don Francisco Carrizo.
Ya en el año 1835 expresa en un escrito, don Francisco Carrizo que el pueblo estaba poblado y que además de la familia Carrizo habían llegado las familias: Chaile, Reales y González. Estos ya estaban ubicados en la Banda de San Antonio y en la Banda de Palo Blanco, que dividía el arroyo Los Ranchillos.
Respecto al nombre de Palo Blanco, fueron varios los significados asignados por los entrevistados, arribando a la conclusión que el nombre de Palo Blanco fue puesto por los viajantes, no así por los propios pobladores, en relación a un Palo Blanco que determinaba la llegada al lugar….”
