Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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El Amazonas retratado por el poeta salteño Leopoldo Castilla

Jorge Boccanera

Con un lenguaje rico en imágenes sensoriales, el poeta salteño Leopoldo "Teuco" Castilla da en su libro "Guarán" la respiración del Amazonas, la selva tropical más grande del planeta, a la vez que denuncia el saqueo hacia sus recursos naturales, su flora y su fauna.
Editado por el sello "Cornejo", de la provincia de Salta, el libro de Castilla traza una cosmología singular en la que todas las especies se transfiguran, menos las hormigas -dice el autor- que: "Anidan, invulnerables, en su meteoro/ de saliva y rabia".

Nacido en Salta en 1947, Leopoldo Castilla posee una profusa obra que abarca la narrativa (su cuento "La Redada" fue llevado al cine por el cineasta Rolando Pardo) y la poesía, género en el que ha publicados quince libros, entre ellos "El espejo de fuego", "Línea de fuga", "Campo de prueba", "El amanecido" y "Manada".

"Guarán" es producto de cuatro viajes realizados por el poeta a la región aludida: "Hace un año hice mi ultimo viaje a la Amazonía, la recorrí esta vez de norte a sur, del Orinoco en Venezuela hasta Bolivia, y a medida que se desciende por el mapa, más estragada se ve la selva".

Paralelamente al tema de la expoliación, Castilla, despliega un eslabonamiento de imágenes que le permiten trasladar lo medular del tránsito por el follaje abigarrado: un árbol "que es animal por dentro" dialoga con la mariposa guardada "en una cápsula de oro" y también con una libélula que "salta siendo pez y se hunde leyenda".

Castilla, quien recibió el Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires y el del Fondo Nacional de las Artes, expresa que el título, "Guarán", tiene que ver: "Con el nombre de un ave hermosa, roja, que ví en el Amazonas cerca de Manaos; también hay un árbol con el mismo nombre en nuestro país, que da flores amarillas".

En atención a las particularidades de cada zona, el poeta opina: "La selva nunca es igual. No es la misma en el Amazonas, más hosca, encerrada y caliente, que en el Orinoco. En mi libro ´Baniano´ describí la jungla luminosa entre Myammar y Tailandia, donde anduve hace tiempo; uno subía y bajaba las cuchillas empapado de luces y agua".

Su conocimiento de estos territorios se remonta a su infancia en Salta: "La pasaba yendo al monte, mis tíos eran obrajeros. Pero son selvas subtropicales, ardientes; en muchas, como en el Chaco, manda la arena".

En "Guarán", todo transmuta: "La selva es una sola combustión -dice Castilla- donde florecen simultáneos el nacimiento y el exterminio.

Sometidas a esa alquimia furiosa las criaturas, los insectos, las plantas, se transforman continuamente para sobrevivir, cambian sus hábitos, se guarecen en el mimetismo. Como el yapi-í, un ave que canta con la lengua de todos los pájaros".

Asiente el poeta cuando se le interroga sobre la selva como entorno de lujuria: "Es tan sensorial, como real, como metafísica. A ratos, transitando por ese laberinto vivo, se pierde sentido de la realidad; uno se convierte en un instinto suelto; otras, en una progresiva disolución".

"Guarán" es un mundo único, sustentado en una cosmogonía propia armada con dioses y elementos de ese territorio de nutrida hojarasca. Escribe Castilla: "Yo fui Omulú/ ocho noches/ atravesé la bocamina de un sueño/ y dancé/ oculto a los hombres/ ahuyentando males".

Y enseguida explica: "En la selva los espacios carnívoros, las lluvias omnívoras, las noches como grandes espejos, los ríos infinitos, los hombres que se ajuagaran (se vuelven jaguares) para sobrevivir, los sonidos que la trazan en otra astronomía, son una cosmogonía en sí".

El libro, dedicado "a los que luchan contra la expoliación y el estrago de la Amazonia", y con versos como el que sigue: "Trescientas especies se alimentan/ de cada árbol que derriban", ponen el claro la toma de posición de su autor sobre el tema del medioambiente.

"Estoy convencido de que hay que aportar, aunque más no sea un testimonio, contra la expoliación de la selva y las grandes aguas madres de nuestros países expuestas a la voracidad de los mercaderes".

Y agrega: "En la selva de Salta, en el norte, sólo quedan los parques nacionales como el Baritú o Calilegua en Jujuy ya que se entregó la concesión de Salta Forestal por más de cien años; una reserva valiosísima para las futuras generaciones. Los árboles fueron arrasados para que florezca la especulación".

Castilla, cuya preocupación va más allá de la naturaleza en América Latina y acaba de realizar varios viajes por el sur argentino y chileno con igual mirada crítica, ya denunció en libros anteriores la aniquilación de la selva de Borneo.

Sobre sus lecturas y vecindades nombra a César Vallejo, la generación española del 27, el romancero y Rainer M. Rilke: "Me hubiera gustado escribir como él; pero quien me enseñó mucho fue Raúl Brié, poeta, narrador y pintor bonaerense que vivió entre los indios del Chaco".

Por último, el poeta salteño informa que está en imprenta otro de sus títulos: "Gong ( Canto al Asia )", libro que reúne dos volúmenes anteriores:"Baniano", "Bambú", y el inédito Durian, en los que late la selva del sudeste asiático, un territorio, expresa Castilla: "Condenado a desaparecer si no hacemos algo entre todos".

Fuente: Télam

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