“Es increíble, pero nadie quiere salir, pero aún así los estamos asistiendo en forma permanente”, dijo el director de Defensa Civil de la provincia, Mario Guzmán, quien destacó el valor de esta gente que se resiste a abandonar su hogar y sus animales.
Si bien el ingreso de agua desde Tucumán a suelo santiagueño por el Dulce tuvo un leve descenso en los últimos dos días, la inundación ya hizo su trabajo hace semanas, cuando debilitó las defensas y terminó por filtrarse hasta los parajes donde hay escuelas, postas sanitarias y decenas de viviendas.
En la zona de Sabagasta, departamento Salavina, existe media docena de parajes como La Loma, Mistol Pozo, Chinuna y otros a donde se llega tras un largo y sinuoso recorrido por la ruta 34 hasta Villa Mailín y desde allí se recorre más de 20 kilómetros por caminos polvorientos hasta el lugar donde el agua ya no permite el paso.
Desde este punto los miembros de Defensa Civil, GER y Desarrollo Social estuvieron abasteciendo a los pobladores en botes, ya que deben internarse casi dos kilómetros en el monte inundado, para luego llegar al cauce del río y atravesarlo hasta la zona donde están las familias afectadas.
Atamisqui
Los desbordes del Dulce también causan muchos problemas en el sur del departamento Atamisqui, donde decenas de familias están obligadas a aprovisionarse utilizando exclusivamente medios de transportes de tracción a sangre, ya que los caminos están inundados desde hace días.
La crecida se desplaza por los caminos y senderos del sector sur del departamento, dejándolos intransitables y entorpeciendo la comunicación de más de 36 familias y de dos escuelas, cuyos accesos se encuentran bajo un manto de agua.
Según lo informaron fuentes cercanas al Complejo de Seguridad Loreto, la situación de las escuelas Nº 854 de Los Toloza y la Nº 856 de Los Peralta es precaria, debido a que -hasta ayer- más de siete centímetros de agua se desplazaban por los caminos de la zona y esto podría hacer que se suspendan las actividades.
La zona comprometida por los desbordes está ubicada a 40 kilómetros al sur de la ciudad de Atamisqui, donde viven familias que utilizan zorras y sulkys tirados por animales para aprovisionarse de alimentos enviados por Defensa Civil de la provincia y Desarrollo Social.
Fuente: elliberal.com.ar