El Santo Padre ha tenido palabras para las múltiples iniciativas de la comunidad internacional para promover la paz, el diálogo, las relaciones culturales, políticas y económicas y el socorro a las poblaciones afectadas por dificultades de diverso tipo y, a continuación, ha retomado la cuestión de la trata de personas que “afecta a los más vulnerables de la sociedad :las mujeres, los niños y niñas , los discapacitados , los más pobres y los que provienen de situaciones de desintegración familiar y social”.
“En ellos, de manera especial - ha recalcado- nosotros, los cristianos reconocemos el rostro de Jesucristo, que se ha identificado con los más pequeños y los más necesitados. Otros, que no se refieren a una fe religiosa, en nombre de la humanidad común comparten la compasión por sus sufrimientos , con el compromiso de liberarlos y curar sus heridas . Juntos podemos y debemos luchar para que se les libere y se ponga fin a este horrible comercio”.
Francisco ha recordado que se habla de millones de víctimas de trabajo forzoso, de trata de personas con fines de explotación laboral y sexual y ha exclamado : “Esto no puede continuar : es una grave violación de los derechos humanos de las víctimas y una afrenta a su dignidad, además de una derrota para la comunidad mundial. Todas las personas de buena voluntad, sea que profesen una religión o que no lo hagan, no pueden permitir que estas mujeres, estos hombres, estos niños sean tratados como objetos, engañados, violados, a menudo vendidos y revendidos, con diferentes fines y, al final. asesinados, o de cualquier formas, dañados en el cuerpo y la mente, y por fin, desechados y abandonados. Es una vergüenza”.
“La trata de personas es un crimen contra la humanidad...Es necesaria una toma de responsabilidad común y una voluntad política más fuerte para vencer en este frente. Responsabilidad hacia los que han caído víctimas de la trata de personas, para proteger sus derechos, y para garantizar la incolumidad de sus familiares, para evitar que los corruptos y los delincuentes eludan la justicia y digan la última palabra sobre las personas. Una intervención legislativa adecuada en los países de origen, tránsito y llegada , también para facilitar la regularidad de las migraciones, puede reducir el problema”.
Los gobiernos y la comunidad internacional, a quienes compete la responsabilidad de prevenir y evitar este fenómeno, “no han dejado de tomar medidas en los distintos niveles para bloquearlo y para proteger y asistir a las víctimas de este delito, a menudo vinculado con el comercio de drogas, de armas , del transporte de inmigrantes ilegales, con la mafia, que “ desgraciadamente,. no podemos negar, a veces también ha contagiado a los agentes de servicio público y a los miembros de los contingentes que participan en misiones de paz”.
Pero para contrastar con eficacia esa lacra , es necesario que la acción se extienda al ámbito cultural y a la comunicación, que necesitan “un profundo examen de conciencia” por que a menudo en ellos se tolera que un ser humano “sea considerado como un objeto, expuesto para vender un producto o para satisfacer deseos inmorales” . Y, en cambio “la persona humana nunca debe ser comprada y vendida como una mercancía ; quién la utiliza y la explota , aunque sea indirectamente , es cómplice de este abuso”.
“He querido compartir con vosotros - ha dicho el Pontífice - estas reflexiones sobre una plaga social de nuestro tiempo, porque creo en el valor y la fuerza de un esfuerzo concertado para combatirla. Por consiguiente, insto a la comunidad internacional a hacer todavía más concorde y eficaz la estrategia contra la trata de personas para que, en todas las partes del mundo, los hombres y las mujeres nunca sean utilizados como un medio, sino respetados siempre en su dignidad inviolable”.