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SOCIEDAD

El Papa dio su bendición en 64 idiomas y pidió "por la paz y justicia en el mundo"

En su mensaje de Navidad, Benedicto XVI denunció las consecuencias de la guerra, el terrorismo, la explotación y el egoísmo.
(DIARIOC, 26/12/2008) Además, antes decenas de miles de fieles agolpados en la plaza San Pedro, llamó a seguir el camino del diálogo y de las negociaciones para "superar las tensiones dentro de cada país".

El Papa Benedicto XVI pidió ayer "por la paz y justicia en el mundo" en su mensaje de Navidad, al denunciar las consecuencias de la guerra, el terrorismo, la explotación y el egoísmo.

Ante decenas de miles de creyentes reunidos bajo el frío invernal en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Pontífice pronunció su mensaje "Urbi et Orbi" y cargó contra la "abyecta lógica de la confrontación y la violencia".

Por eso, llamó a seguir el camino del diálogo y de las negociaciones para "superar las tensiones dentro de cada país y encontrar soluciones justas y duraderas".

Benedicto XVI sostuvo además que la Navidad es una fiesta de la luz que expulsa a la oscuridad.

"La luz divina de Belén se extiende por Tierra Santa, donde el horizonte vuelve a oscurecerse para israelíes y palestinos, se extiende por Líbano, Irak y todo el Cercano Oriente", puntualizó, según difundió la agencia de noticias DPA.

Agregó que "también ansían esa luz que transforma y renueva los habitantes de Zimbabwe en Africa, que sufren por una crisis política y social que dura demasiado".

El Papa Benedicto XVI recordó además "la falta de paz y estabilidad en Somalía, en la provincia sudanesa de Darfur y en Kivu, Congo".

"Si cada uno piensa sólo en sus propios intereses, el mundo se encamina a la ruina -advirtió-. Los creyentes deben oponerse con solidaridad y valentía a que la dignidad humana sea pisoteada y que el egoísmo personal o los intereses de ciertos grupos se impongan al interés general.

El Pontífice pidió que brille la luz de la Navidad allí donde "se atropella la dignidad y los derechos de la persona humana; donde los egoísmos personales o de grupo prevalecen sobre el bien común; donde se corre el riesgo de habituarse al odio fratricida y a la explotación del hombre por el hombre".

Destacó además la necesidad que brille la luz "donde las luchas intestinas dividen grupos y etnias y laceran la convivencia; donde el terrorismo sigue golpeando; donde falta lo necesario para vivir".

Con respecto a la festividad navideña, en la que según la tradición católica Dios envió a Jesucristo para salvar a la humanidad, Benedicto XVI subrayó: "El vino para todos:judíos y paganos, ricos y pobres, cercanos y lejanos, creyentes y no creyentes...todos".

Benedicto XVI instó anoche, en la tradicional Misa de Gallo, a pensar en aquellos niños que sufren las guerras y la pornografía infantil y advirtió que "sólo si los hombres cambian, cambia el mundo".

En la cuarta Misa de Nochebuena que imparte desde que asumió, el Papa introdujo algunas variantes, ya que en primer lugar recitó la "kalenda", un antiguo texto que anuncia el nacimiento de Jesús, informó la agencia ANSA.

Varios miles de fieles saludaron el ingreso de Benedicto XVI a la Basílica mientras, en la plaza de San Pedro, un gran número de asistentes observó la misa en grandes pantallas de video.

El pontífice impartió la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) en 64 idiomas, uno más que el año pasado, ya en esta oportunidad se agregó el islandés.

Como es tradición, el primer augurio es dirigido en italiano y el último en latín, tras la bendición "Urbi et Orbi", fórmula habitual con la que empezaban las proclamas del Imperio Romano.

En la actualidad es la bendición más solemne que imparte el Papa, que lo hace tradicionalmente en dos fechas: el Domingo de Pascua y el día de Navidad, 25 de diciembre.

El pontífice imparte esta bendición desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, llamado por eso Balcón de las Bendiciones.

En español, el Papa deseó "Feliz Navidad. Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en las familias y en todos los pueblos", en un mensaje que fue aplaudido por muchos latinoamericanos y españoles que portaban banderas de sus países.

Algunas horas antes de la misa de medianoche, Benedicto XVI inauguró el tradicional pesebre navideño en la Plaza de San Marcos.

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