"Me uno a ustedes y a sus vecinos para agradecer por su liberación de esos regímenes opresivos", indicó Benedicto XVI, quien alabo el derrumbe del Muro de Berlín hace dos décadas y lo calificó como "un parteaguas en la historia mundial".
"Ahora que la libertad de creencia ha sido restaurada, hago un llamado a todos los ciudadanos de esta república a redescubrir las tradiciones cristianas que dieron forma a su cultura", agregó el Papa.
Muchos peregrinos comenzaron a llegar a Praga para la primera visita papal a esta nación en 12 años. Sin embargo, la mayoría de los checos parecieron considerar la visita como algo irrelevante y muchos fueron abiertamente hostiles.
"Es un desperdicio de dinero", dijo Kveta Tomasovicova, de 56 años, quien trabaja en la Biblioteca Nacional de Praga. "En estas épocas de crisis económica, en la que nuestros salarios disminuyen, la visita es una inversión inútil", acotó.
Incluso el Vaticano reconoció que el 13er viaje al extranjero del Papa Benedicto XVI llevará al Papa a convertirse en un apóstol en una nación de apóstatas.
El secularismo está tan arraigado en la moderna República Checa que "la práctica de la religión se reduce a una minoría", indicó el vocero papal Federico Lombardi.
Durante el régimen del comunismo —que fue derrocado en 1989 por la Revolución de Terciopelo que llevó a cientos de miles de checos a protestar a las calles pero sin violencia— la Iglesia Católica fue brutalmente reprimida.
El régimen, que se apoderó del poder en 1948 cuando entonces se llamaba Checoslovaquia, confiscó todos los bienes de la Iglesia y persiguió a los sacerdotes. Las iglesias recibieron autorización para operar pero sólo bajo el control y la supervisión del estado.
Fuente: Infobae.com