Las camaristas Mabel de los Santos, Elisa Díaz de Vivar y María Isabel Benavente desestimaron los argumentos de la defensa de la empresa y replicaron que "si el jovencito se cayó porque no tenía bien asegurado el cinturón de seguridad o si una mala caída provocó la fractura" ello "es parte de los riesgos que corre el dueño del juego y que debe prever".
El juego "simula ser una doma, en la que el toro corcovea tantas veces como sea necesario para tirar al jinete al suelo. Muchas veces, las fracturas no dependen de que el golpe se produzca contra una superficie determinada" evaluaron las juezas.
Fuente: Télam