Catamarca
Martes 23 de Abril de 2024
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El Vaticano debatió el rol de la mujer en la Iglesia y la violencia sexual hacia las mujeres

Los relatos de dos monjas africanas sobre violaciones masivas en escenarios de guerra en ese continente e inclusive el ataque sexual por parte de obispos y otros religiosos a las integrantes de las misiones conmovieron en el seminario internacional "La Iglesia y la condición de la mujer de hoy".
"En África, en contraste con los 35.000 sacerdotes y 3.500 misioneros, las hermanas son más de 60.000", dijo la teóloga congoleña Rita Mboshu Kongo y señaló: "en muchas partes de la Tierra la Iglesia es para las niñas y las mujeres la única protección de la red y de la salvación por los abusos y violaciones. Pero también hay abusos sexuales cometidos por sacerdotes".

Mboshu fue una de las oradoras más aplaudidas del seminario que se desarrolló desde el viernes hasta hoy en la casina Pío IV de la Santa Sede y se clausuró con una misa especial del secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin.

Durante el encuentro, organizado por el periódico vaticano L'Osservatore Romano, Mboshu denunció la "crisis de identidad de los religiosos de África".

Las misioneras son consideradas más "seguras" por los propios obispos a la hora de ejercer la violencia sexual en África, donde el sida es una pandemia y los sacerdotes que explotan a su "autoridad" al exigir "favores" de ese tipo.

La situación actual "es aún peor debido a las pequeñas fundaciones diocesanas, creadas por sacerdotes y obispos africanos sin carisma ni espiritualidad especial: sólo para tener a las mujeres a su servicio. Incluso tratan de justificar mediante sus saberes religiosos más avanzados los abusos sexuales", afirmó Mboshu, doctorada en Teología en Roma.

"Sólo queremos ser respetadas y tener las herramientas para pensar y decidir", pidió Mboshu, que luego leyó las peticiones durante la misa que celebró Parolin y a la que también asistió el embajador argentino ante la Santa Sede, Eduardo Valdés.

La monja congoleña Clotilde Bikafuluka, que trabaja con el doctor Denis Mukwege contra la "barbarie" de la violación colectiva como arma de guerra, denunció que "el cuerpo femenino es el campo de batalla del siglo XXI".

En el Congo "más de 100.000 mujeres fueron violadas en los últimos cinco años debido a la guerra. Esas mujeres que a menudo mueren a causa de la brutalidad de los abusos, que son rechazados por sus maridos, que dan a luz a los hijos de sus verdugo", denunció la religiosa.

"Mujeres perdidas, de todas las edades, que encuentran apoyo sólo en la Iglesia y organizaciones benéficas. La violación es desde 1996 (año de la guerra llamada "liberación" en el país) utilizada como un arma por todas las partes involucradas en el conflicto, por distintos motivos", expuso.

Esto incluye "la repoblación (limpieza étnica) con los niños nacidos de la violencia, de que los que también nos ocupamos -dijo- ya que no son bienvenidos en la familia".

"Pero sería absurdo limitarse únicamente a los números sin especificar que detrás de cada una de estas cifras hay una vida y, por qué no, toda una familia en una situación difícil o incluso la crítica. Por mucho tiempo la amplitud del fenómeno ha superado el umbral de tolerancia; tenemos aquí una oportunidad para lanzar un llamamiento vibrante para que este nuevo campo de batalla, que son los cuerpos de las mujeres y niñas congoleñas, cese inmediatamente", pidió la monja.

Finalizar "esta tragedia", afirmó, requiere "voluntad política" internacional como nacional. "Nosotros no hacemos otra cosa que vendar heridas, algo que nos toca aún más, ya que el fin de la violencia no depende de nosotras", manifestó Bikafuluka.

"Debido a que el mundo religioso lleva un muy fuerte liderazgo moral, la Iglesia está llamada a participar, denunciando todos los casos a la Justicia. Las organizaciones no gubernamentales deben continuar ejerciendo presión sobre las partes en el conflicto para poner fin a esta barbarie humana", exigió.

La embajadora argentina ante Naciones Unidas, María Cristina Perceval, sumó su aporte en un panel en torno al rol femenino en las instituciones internacionales y la construcción de una "identidad social" de la mujer.

Perceval plantéo: "¿qué significa ser mujeres en esos espacios, donde sólo somos 40 representantes en Naciones Unidas y sólo hay 14 jefas de Estado en el mundo, una de las cuales es la presidenta Cristina Fernández de Kirchner".

"Cuando hablamos en las instituciones internacionales tenemos el doble rol de hablar, obviamente, por nuestro país. Pero también hablamos por otras mujeres", expuso.

"En Argentina tiraban compañeros, pero también monjas, de los aviones. Y tuvimos que tener mucha democracia para lograr justicia. Y no se logra con un manual de buenas prácticas la justicia. Es con tiempo de reflexión y sinceridad. Hay que buscar con memoria la verdad para hacer justicia", reflexionó Perceval tras los duros relatos de las religiosas africanas.

Fuente: Télam

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