Expertos en ambas materias han teorizado acerca de la relación que existiría entre las situaciones de estrés, depresión e inestabilidad económica con los crímenes e incluso escenas de extrema violencia.
La conclusión se estrecharía mayoritariamente con el verano.
Consultada sobre esta teoría, la psicóloga Mercedes Paz Olivera, jefa del Servicio de Psicología del Hospital Regional Ramón Carrillo, explicó a EL LIBERAL que “el clima es un coadyuvante a tener en cuenta, porque durante el verano las personas se vuelven más irritables, con mucha intolerancia que puede hacer surgir explosiones de violencia muy peligrosas”.
Advirtió: “Esto es algo de lo cual se ha teorizado hace bastante tiempo y se ha establecido una relación en criminología con el estado del tiempo, donde se determinó que los veranos, con mucho calor, propician los delitos de sangre y, por otra parte, en el invierno se dan muchos los robos”.
Paz Olivera añadió que durante todas las épocas de crisis que atravesó el país se detectó un aumento de personas con altos grados de inestabilidad emocional. “Todas estas etapas son muy parecidas, aparecen crisis económicas, sociales y de fe, son siempre períodos que desencadenan ciertas patologías y propician situaciones de descontrol”, insistió.
En tal sentido, el calor extremo actuaría como una especie de motivador extra que haría que la persona que atraviesa momentos de inquietud emocional sea invadida por sentimientos que pueden llevar a cometer una tragedia.
Según esta teoría criminalística, los asesinatos y hechos de violencia entre parejas o aquellas donde no existe una conexión parental se dan con mayor frecuencia durante los meses donde las altas temperaturas agobian aún más la mente. Dicho estrés agravado puede llevar a finales fatales.
Fuente: El Liberal