Catamarca
Jueves 28 de Marzo de 2024
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El cerebro no quiere que pienses, sino que repitas

En cambio es el nuevo bestseller del doctor en biologí­a molecular Estanislao Bachrach, quien vuelve a explorar desde la neurociencia el potencial del cerebro para cambiar y la capacidad de modificar este órgano que "se resiste al cambio" pero que, con herramientas de la ciencia, ejemplos y estudios, invita a transformar lo que uno quiere revertir en su vida cotidiana.
"La gente quiere empezar a disfrutar más de su trabajo, sentirse bien pero no sólo a partir de las seis de la tarde, sino todo el día. Las personas están interesadas en ser más eficientes y en hacer las cosas bien por el sólo de hacerlas bien, no por tener un sueldo detrás", cuenta este popular científico sobre los principales cambios que quiere la gente.

En este nuevo libro, número uno en los rankings de no ficción desde hace pocos dí­as, Bachrach -autor del exitosísimo Ágilmente- lanza con un léxico coloquial una guía científica, con ejemplos, tests, historias y estudios, para aquellos que buscan un cambio.

"El concepto es diferenciarte a vos de tu cerebro explicando que el cerebro está en un modo de supervivencia, son cables y neuronas conectadas que quieren que seas lo más automático y homogéneo posible, que no corras riesgos y repitas porque así se augura la supervivencia del dí­a. Es lo opuesto a cambiar, a hacer cosas distintas, a equivocarse", dice en diálogo con Télam.

En cambio (Sudamericana) es, para su autor, "una invitación a la introspección" porque considera que "uno trata de controlar lo externo, culpar al paí­s o a los compañeros sin pensar primero en entenderse. El contexto o lo de afuera es muy difícil que lo cambies, entonces: ¿qué hacer mientras tanto con lo de adentro?", interpela como una invitación a repensar el cambio.

La tesis central que presenta Bachrach (Buenos Aires, 1971) es explicar el funcionamiento de la mente -pensamiento y emociones- porque ese conocimiento "te va a permitir producir cambios a nivel cerebral y eso implica cambiar" gracias a las herramientas que se están descubriendo en el campo de la neurociencia, que en los últimos años se ha desarrollado descomunalmente.

"El libro cuenta como vos con tu mente podes adueñarte de tu propio cerebro conociéndolo, sabiendo cómo funciona, las trampas va a querer hacerte, no para molestarte sino para protegerse. Pero esa protección del dí­a a dí­a a veces no condice con lo que vos querés a largo plazo", sostiene.

En los últimos tiempos "la zona de confort" comenzó a agrandarse para muchos, y lo que Bachrach propone con estudios, ejercicios y claves de bienestar es correrse de esa meseta diaria para arriesgarse a nuevos desafí­os mentales. Pero, aclara, "cambiar es importante cuando alguien lo desea, es para el que tiene ganas".

"No son fórmulas mágicas", advierte, porque en este libro lo que hay son "herramientas derivadas de la ciencia que no son perfectas. No es el cambio por el cambio", sostiene este conferencista internacional y docente, entre otros, de la actriz y psicóloga Natalie Portman y del creador de Facebook, Mark Zuckerberg.

¿Puede uno enseñarle al cerebro cómo manejar las emociones? "Claro que puede y eso lo manejas con tu mente. El cerebro no quiere que pienses, busca el alivio automático. Si a vos gritar algún dí­a te alivió, el cerebro va a decir gritá, pero a largo plazo gritar ya no te sirve y con el correr de los años perjudica tu relación con los demás. Es reeducarlo y se puede a cualquier edad", ilustra.

Además de la actividad física, de poner pausas y de la meditación -pilares en este recorrido- Bachrach indica que hay que "vivir nuevas experiencias prestándoles lo que llamamos 'atención positiva', establecer expectativas coherentes y valiosas y aprender a utilizar el poder de vetar pensamientos, emociones y acciones automatizadas de tu pasado que ya no son beneficiosas".

Esta eminencia del estudio del cerebro que se popularizó en los últimos años experimentó el cambio de vida en carne propia. Luego de trabajar diez años en Francia y en la Universidad de Harvard en Boston, dio un giro radical. "No podía quejarme, estaba en Harvard, pero algo sucedía que me hacía dudar de sí estaba donde quería estar o donde debía estar", cuenta.

A Bachrach le ofrecieron aún mejores condiciones laborales, "la lista racional de pros y contras era despareja", recuerda. "Pero algo muy dentro de mí me despistaba, simplemente me decía 'no siento que sea lo que quiero'. A pesar de eso, evité escucharme hasta que mi cuerpo comenzó a enfermar".

Migrañas, ataques de ansiedad y dolores abdominales fueron las manifestaciones de su cabeza para obligarlo a "recalcular". Finalmente lo dijo: "No quiero vivir en Estados Unidos, no quiero ser biólogo haciendo experimentos en un laboratorio. Me vuelvo a mi país". Y así, él mismo, con el tiempo, se convirtió en su propio "conejillo de indias" para explicar las alternativas cerebrales al cambio.

"Cambiar muchas veces es entrar en conflicto, significa admitir qué comportamientos de tu pasado estaban mal o no te hacían feliz, y esta ruptura con el pasado es un gran disparador de ansiedad. Cambiar es aceptar que no siempre vas a estar bien, ni siempre vas a tener razón, ni siempre vas a querer lo mismo para tu vida", agrega en su libro, que podría entrar en un género híbrido de autoayuda respaldada por la neurociencia.

La voluntad -esa capacidad para controlar impulsos y deseos- es otra variable para lograr ese tan mentado cambio. "Hay estudios que muestran que tenés menos voluntad a medida que la vas usando. Si usaste la voluntad a la mañana, a la tarde está menos energizada, es como una pila, es fisiológico y es clave para cambiar porque hay que entender cuándo la estás usando bien".

La autocrítica y lo negativo que uno suele pensar de sí mismo son parte de un boicot para cambiar. El autor cuenta que se compara con escáner cerebral a gente que se autocritica mucho y a personas que no. "En los primeros se encienden áreas como si fuesen una prisión, más trabado, no es motivacional de cambio".

Porque, en definitiva, "todo lo hipernegativo genera interferencias en el cerebro, la gente tiende a defenderse, se siente amenazada, no son efectivas para cambiar, sí­ para reaccionar", agrega.

Bachrach sugiere que con pequeños cambios se hace la diferencia. "Deja de gritarle a tus hijos o al tipo que te putea en el tráfico, si lográs eso y derivas esa ira hacia otro lugar, cambia tu vida. Bajate tres paradas antes del colectivo y caminalas. Son pequeños, pero importantes y si lo logras tenés que mimarte porque cuando al cerebro lo tratás bien se va animando a seguir haciéndolas".

Las estadísticas no mienten. "Entre un 10 y un 20 por ciento de la gente logra cambiar algo y está perfecto porque cuando alguien cambia, su contexto también. Son agentes de cambio que empiezan a doblar el timón y el barco da la vuelta. Todo es un esfuerzo, es aprender algo nuevo. Es ser el autor de tu propia historia", dice.

Fuente: Télam

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