Catamarca
Miercoles 17 de Abril de 2024
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El difícil oficio de escribir

Todo escritor funda su vocación en la necesidad de registrar un fragmento del mundo para preservarlo de la intemperie del olvido, un deseo que no siempre está alineado con el dominio de las herramientas del oficio: la escritora Alejandra Laurencich facilita los recursos para la escritura en "El taller", un libro que reniega de los atajos y apuesta a "escribir sin parar".
En la obra editada por Aguilar, la autora de "Lo que dicen cuando callan" sostiene que, como todo oficio, la escritura requiere algo más que talento y astucia: hacen falta reglas, rituales, persistencia y una disciplina notable para adiestrar la habilidad literaria y transformarla en una actividad perdurable en el tiempo.

Un escritor, o quien aspire a tal fin, debe aprender tempranamente a lidiar con los espacios en blanco, con los claroscuros de una inspiración que a veces puede vagar errática y con la creencia de que una vida pródiga en anécdotas y experiencias radicales garantiza el fluir prodigioso de la narración.

El libro está organizado en 16 clases que arrancan con una aproximación teórica e incluyen opiniones de escritores consagradas respecto a la cuestión y un apartado de ejercicios y lecturas recomendadas. ¿Los temas? Géneros (novela, cuento, nouvelle y microcuento), tipos de narrador, construcción de personajes y estilos narrativos, entre otros.

"La mejor fórmula para ejercitar el oficio escribir sin parar, con calor y con frío, a pesar de las circunstancias variables que tocan nuestra puerta. Y luego tener tolerancia al ´fracaso´, tanto en el resultado de los primeros intentos literarios, que suelen ser eso: intentos, como en la difusión temprana de la obra", destaca a Télam la autora de "Historias de mujeres oscuras".

- Télam: "La realidad contada tal cual fue no tiene sentido para un escritor", citás a Aberlardo Castillo al comienzo del libro ¿Cuál es el propósito por el cual un autor se decide a subvertir, desafiar o generar una vía alternativa a la verdad?
- Laurencich: Mucha gente cree que por haber tenido una vida rica en aventuras o anécdotas ya tiene material para una buena novela o un cuento. Basta con tener tiempo y contar lo vivido, piensan. Pero la realidad, incluso la más delirante o fabulosa, pierde su efecto en el pasaje a lo literario, puede convertirse en algo intrascendente, o incluso inverosímil si no se toman en cuenta las tensiones básicas a que se ve sometida una historia escrita.

No se trata de ir en contra de una verdad, sino de extraer de la realidad todo lo que en ella haya de posibilidad literaria para reinventarla, darle categoría y verdad artística. Para esto, la mayor parte de las veces, un escritor manipula, selecciona, exagera, poda y acentúa la "realidad". El resultado no es un falseamiento, sino la verdad en manos de un escritor.

Las historias verdaderas entonces cobran vida y renacen en la literatura. El lector ni siquiera se da cuenta de toda la elaboración que hay detrás de una historia para que aparezca como verdadera.

- T: ¿Cómo se posicionan el cuento y la novela como elemento de instrospección de las sociedades actuales? Cómo sobreviven a la crisis y al agotamiento?

- L: ¿Qué mejor antídoto para épocas de vértigo que llevarse un librito a algún rincón, sea en un colectivo o en un sillón o cama, y zambullirse en una historia? ¡El más rápido remedio para el agotamiento! Olvidar por un rato la mezquindad y estupidez a que a la que puede llegar una civilización como la nuestra. La literatura no sólo acompaña, también ilumina, cura y engrandece.

El alivio que proporciona una buena historia no se consigue con el consumismo o el logro económico. La gente necesita historias, o qué es ese nuevo fanatismo por las series sino el síntoma de que todos necesitamos de los cuentos para dormir, como cuando éramos chicos. Algunos siguen prefiriendo los libros, pero tanto en las novelas y cuentos como en las series de TV se cuentan historias.

La literatura siempre da, desde placer a lucidez, y eso creo es lo que hace que sigan existiendo los libros, las historias narradas.

En la intimidad de una lectura se alcanza la magia de sentirse, no sólo inmerso, sino protagonista de otras vidas. Salir de la estrechez del propio pensar, del propio estado de ánimo. La fusión con el otro permite el éxtasis.

- T: Cada vez más, la novela funciona como un híbrido capaz de albergar en su interior los más variados recursos al alcance del escritor ¿La nueva novela es más compleja, en tanto juega con el lector a proporcionarle situaciones y contenidos que van más allá de lo estrictamente literario?
- L: Creo que el género novela tuvo siempre una amplitud en la que albergar obras disímiles, yo diría que no hay nada nuevo bajo el sol, no en el sentido de que no haya originalidad, sino en el de que siempre hubo una especie de vale todo dentro del género, pero claro, en ese vale todo puede encontrarse obra perdurable -o transformadora aunque no perdure- y otra que es un mero juego de artificio, caprichoso y hasta inocente en su idea de renovación.

El propósito de hacer algo novedoso no alcanza si no hay sustento de un contenido que lo justifique y exija. Es decir, aunque uno empiece por pensar en la forma o por el contenido, tendrá que saber que ambos, llegado un punto, se amalgaman en un todo indivisible.

Fuente: Télam

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