De la Peña murió el lunes víctima de complicaciones cardiorrespiratorias -según señaló Prensa Latina-, y en su vida profesional tuvo el mérito de haber sido miembro de la Real Academia de la Lengua Española y de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1993.
Sus contribuciones le llevaron a obtener premios como el Nacional de Ciencias y Artes en 2003, el Alfonso Reyes en 2008 y, recientemente, el Internacional Menéndez Pelayo, entre otros, según informó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Sin embargo, su saber de alrededor de 33 lenguas en realidad proviene de su amor a la literatura, a la cual ha retribuido este cariño al nutrir las letras mexicanas con sus poesías, narraciones, traducciones y ensayos.
El autor, nacido en la Ciudad de México el 21 de noviembre de 1927, expresó alguna vez que la cultura "ayuda a vivir; le da, en la medida de lo imposible, cierto sentido a la vida".
De la Peña realizó traducciones al español de poetas como Paul Valéry, Gérard de Nerval, Stéphane Mallarmé, Friedrich Hölderlin, Novalis, Rainer María Rilke y Allen Ginsberg, así como textos de Anaxágoras e Hipócrates.
Entre sus publicaciones más conocidas se encuentran "Las estratagemas de Dios"; "Las máquinas espirituales"; "El indeleble caso de Borelli"; "Los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan", traducción directa del original griego, y "Las controversias de la fe".
El presidente Felipe Calderón envió vía Twitter sus condolencias a los familiares del insigne intelectual, a quien calificó como "una de las mentes más brillantes de México".
Fuente: Télam