Alineados con ese proceso, los medios se vieron obligados a revalidar su sentido y a ceder terreno en los mecanismos de construcción de la noticia, que merced a los nuevos soportes hoy están en manos de la ciudadanía.
Fenómenos asociados como la fragmentación de las audiencias, la multiplicación de los soportes o las dificultades para preservar la credibilidad y el rigor en tiempos vertiginosos interpelan al periodismo sobre el rol que finalmente desempeñará en sociedades traccionadas por las demandas de las nuevas generaciones que migran con énfasis de lo analógico a lo digital.
En el libro, publicado por Ariel, Dessein y Roitberg convocaron a un equipo multidisciplinario de especialistas -entre ellos el filósofo español Fernando Savater, el periodista James Neilson o el académico Pedro Luis Barcia- para analizar las mutaciones del oficio periodístico en estos tiempos de fragmentación.
"El periodismo vive la mayor transformación de su historia y a los periodistas, que solemos analizar problemas complejos, nos cuesta salir del desconcierto a la hora de abordar las tendencias que prefiguran el futuro de nuestro oficio y de nuestra industria", bosqueja Dessein en entrevista con Télam.
El periodista y abogado, que tiene un posgrado en relaciones internacionales y pasó por la Fundación García Márquez, caracteriza a la industria periodística como "nostálgica por el protagonismo pasado, presa del vértigo de la actualidad y propensa a la generación de pronósticos lúgubres sobre su destino".
Las nuevas tecnologías han cambiado el entramado de las noticias, aunque a diferencia de los tiempos en que arreciaban vaticinios sobre la desaparición de los medios impresos, hoy se habla de un reacomodamiento y de una re-jerarquización de géneros considerados laterales, como la crónica o el reportaje.
Los medios gráficos ya no tendrían la potestad de informar -rol que ahora le cabe a los medios digitales por la simultaneidad- sino de explicar una noticia ya instalada: "El periodismo no es ajeno a los profundos cambios que está produciendo el impacto de la tecnología y las nuevas plataformas de comunicación", dice Roitberg a Télam.
"Por eso resulta esencial tener una gran apertura mental para seguir aprendiendo nuevas formas de narrar la realidad cotidiana. El periodista está en la situación ideal para elegir diferentes opciones para publicar de acuerdo a los tipos y tiempos de consumo de los lectores", asegura.
Dessein reinvindica los beneficios de los soportes impresos por sobre los digitales en el campo de los ingresos publicitarios: la relación entre el tiempo dedicado al consumo y las páginas vistas en las ediciones on line -sostiene- representa apenas un cinco por ciento del equivalente a las ediciones en papel.
¿La brecha entre la figura del lector y la del fisgón o turista fugaz es un baluarte para garantizar la supervivencia de los medios gráficos?
"Los medios digitales conocen cada vez más los nombres, preferencias y consumos de los internautas. Eso permite direccionar los contenidos periodísticos y la publicidad para darle a cada uno lo que le interesa. Y a su vez racionaliza la oferta y mejora la rentabilidad de una propuesta digital", apunta Dessein.
"Pero los medios gráficos tienen una ventaja en la competencia por la atención. De las siete horas promedio que un habitante dedica al consumo de medios solamente 15 minutos se dedican a la lectura de un diario. Un tres por ciento del tiempo", acota.
"Se ha quebrado la vieja asimetría entre el emisor y el receptor. El consumidor de información es, al mismo tiempo, productor y críticoDaniel Dessein
"Sin embargo, los diarios reciben la quinta parte de la torta publicitaria global. Y esto ocurre porque la calidad de ese tiempo es superior en términos de concentración, interés, capacidad retentiva y de la relevancia que el individuo le otorga a lo que lee en papel respecto de lo que lee en una tablet, un celular, escucha en radio o ve en televisión", describe.
Fenómenos como la llamada Primavera Arabe o el movimiento de los indignados que se produjo en España en 2011 -dos iniciativas que nacieron a partir de acciones espontáneas vehiculizadas por las redes sociales- avanzan en la descentralización de los sistemas tradicionales de producción y distribución de la noticia y acaso contribuyan a detener el avance de los monopolios informativos.
"Se ha quebrado la vieja asimetría entre el emisor y el receptor. El consumidor de información es, al mismo tiempo, productor y crítico. Un medio que no tenga en cuenta la dimensión participativa del periodismo está condenado a desaparecer. Eso no implica que el oficio periodístico haya perdido sentido", indica Dessein.
En medio del torrente noticioso que hoy inunda la vida de los ciudadanos, "la tarea del periodismo profesional es más orientativa que nunca. A propósito, en uno de los textos del libro, Savater plantea que ante la multiplicación de ´falsas noticias´ por internet, aumenta la relevancia del periodismo como la técnica que permite chequear, jerarquizar e interpretar la información".
¿Los contenidos informativos deben adaptarse a criterios trazados por los consumidores? "Los productores de contenidos periodísticos tienen hoy la ventaja de contar con información precisa sobre el consumo de las audiencias", analiza Roitberg.
"Y las audiencias hacen sus señalamientos en tiempo real y comparten los contenidos que les resultan relevantes para ellos y sus grupos de interés. Las métricas dan pistas, permiten trazar un camino estratégico o hacer ajustes, pero no determinan el ciento por ciento de las decisiones editoriales", explica.
"Sobre el poder de la mente colmena que reduce la exigencia y apunta la preferencia hacia ´lo breve, lo lindo y lo deshilvanado´, ahí es donde juega un rol fundamental la calidad de los contenidos", indica Roitberg.
Hay que guiar a la audiencia hacia historias relevantes, que permitan controlar los actos del poder de turno que afectan la vida cotidiana y generen un espacio de información ciudadana para la toma de decisiones".
Fuente: Télam
