Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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El psicoanálisis y el mundo queer

Pablo E. Chacón

La visita del psicoanalista francés Guy Le Gaufey, que disertó en la Biblioteca Nacional, resultó una oportunidad para abrir el campo de pruebas de esa práctica a la interpelación de los activistas queer tanto como para presentar un nuevo libro.
En "La incompletud de lo simbólico. De René Descartes a Jaques Lacan", publicado por las ediciones Letra Viva, el especialista aborda cuestiones que no son habituales o que resultan marginales: los gays, queer, trans, etcétera, sin embargo, esperaban la oportunidad de escuchar a este hombre y leer parte de su producción.

Le Gaufey fue miembro de la Ecole Feudianne de París hasta su disolución; integró el comité de redacción de la revista Littoral desde 1981 a 1989, y durante dos períodos estuvo al frente de la Ecole lacanienne de psychanalyse (ELP) a la que pertenece, y que orienta Jean Allouch.

Esta es la conversación con Télam.

Télam: - ¿Cómo se relaciona el psicoanálisis con el mundo queer?
Le Gaufey: - "En inglés, queer es una forma de decir raro. Ese punto, el psicoanalista y el activista queer lo comparte: cultivan una práctica muy rara. El psicoanalista y el activista queer intervienen de forma atópica, sin lugar en el mundo de la norma y de los llamados normales".

T: - ¿Existen psicoanalistas lacanianos que no sean raros?
LG: - "Bueno, lo que existe es una tendencia a privilegiar tal o cual momento de las enseñanzas de Jacques Lacan. Así, algunos dan un privilegio casi absoluto al universo simbólico, en particular, a un simbólico organizado por la paternidad, al llamado ´nombre del padre´. De esa manera, se construye un universo del discurso que se ordena imponiendo una ´naturaleza humana´".

T: - Es decir…
LG: - "En la Biblia, la figura ´Dios´ organiza la diferencia entre el cielo y la tierra. Dictamina quién pertenece al mundo humano y quién al animal. Y luego, al crear al hombre y a la mujer, instaura una supuesta división "natural" del sexo: sólo hay hombres y mujeres; el resto son anormales, degenerados. Allí está el mito de Sodoma y de la sodomía como una práctica excluida del orden sexual ´normal´".

"Pero junto con Jean Allouch y otros psicoanalistas, sabemos que no existe ni siquiera un padre simbólico (Lacan pasa del padre simbólico a la decadencia del padre, al synthome en 1974, estudiando a James Joyce). Las consecuencias no son restrictivas y se adaptan mejor al universo polimorfo que Freud teoriza".

T: - ¿Qué impacto tuvo la irrupción queer en el mundo?
LG: - "En el mundo queer hay de todo, no es un mundo uniforme: hay lesbianas, hay hombres homosexuales, hay quienes transitan de una posición a la otra, están los travestis, luego los transgéneros y así podríamos enumerar una larga lista de vidas, de estilos de vida y de prácticas de la sexualidad y del erotismo. No es un ´universo´ cerrado. Podría decirse que ni el universo de discurso de los psicoanalistas ni el de los queer está cerrado, no se trata de totalidades. Al contrario, ambos movimientos están atravesados por miles de diferencias".

T: - ¿Qué le aportó al psicoanálisis el universo queer?
LG: - "El mundo queer le ha permitido al psicoanálisis cuestionar algunas de sus posiciones teóricas, por ejemplo, la puesta en cuestión de una frase de Napoleón empleada por Freud: ´La anatomía es el destino´ ¿Qué anatomía? ¿Cuál anatomía? ¿Qué se quiere decir con destino? Pero también es imprescindible señalar que hay psicoanalistas que consideran a los queer como representantes de una psicopatología, como anormales que no han resuelto la ley que surgiría del complejo de Edipo. Esto tiene sus consecuencias: en ocasiones, por ejemplo, rechazan o sugieren que esas personas no sean recibidas en el diván pues serían ´incurables´ ¿Incurables de qué?"

T: - ¿Incurables de qué?
LG: - "Cuando en Occidente, los movimientos queer logran avanzar en su lugar social (matrimonio gay, por ejemplo) esos psicoanalistas llegaron a sostener posiciones quizás más retrógradas que algunos sectores de la Iglesia. E incluso respecto de la posibilidad de que los gays o lesbianas o transexuales tengan derecho a tener hijos, algunos (de esos psicoanalistas) llegaron a generar un mito: esos hijos no podrían hablar pues estarían fuera del orden simbólico".

T: - ¿Ustedes aceptarían en su École a gente que sea queer o de ese mundo raro?
LG: - "Si son aceptados. ¿Y por qué no? ¿Qué argumento tendríamos para rechazar a alguien por la elección de su vida sexual o erótica? No hay una sola razón analítica para excluir a alguien en función de criterios de "normalidad" que el biopoder transmite".

Fuente: Télam

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