"Promotor de paternidades disfuncionales", es la acusación más suave que recibió Herzog, que replicó algo sobre la falta de sentido del humor de los militantes cristianos. Lo hizo con la misma voz de ogro que usa para leer los poemas, supuestamente dedicado a los niños pero en verdad destinado a padres con hijos molestos.
Por supuesto, el efecto Family First no se hizo esperar: las ventas del libro crecieron exponencialmente en los Estados Unidos, en Nueva Zelanda, en Gran Bretaña y en Australia, casi como anticipando los regalos para las próximas navidades.
Paradójicamente, el alemán acaba de estrenar su último documental -lateralmente vinculado a la escritura: From One Second to the Next (De un segundo a otro), donde rastrea, y advierte, sobre los peligros del uso del teléfono celular mientras se está manejando.
El criterio de Herzog, en estos casos, es el de aterrorizar a los espectadores. Se concentró en cuatro casos donde -a raíz del apuro por mandar un mensaje de texto- hubo muertos, como en esta ciudad la última semana, donde hubo que lamentar una víctima, y no precisamente la que manejaba.
Fuente: Télam