El gobierno chileno señaló que ya se realizaron pruebas con la cápsula de rescate que sacará a los mineros del fondo del socavón. La jaula de rescate bajó hasta 610 metros y “los resultados de esa prueba han sido muy promisorios”. La cápsula bajó al menos cuatro veces sin experimentar ningún bamboleo y “no existe la caída ni siquiera de polvo”.
Faltando poco par el inicio del rescate, aumentó el nerviosismo entre los mismos mineros, sus familiares y los rescatistas, por el ascenso en la estrecha cápsula a lo largo de un ducto con una longitud comparable a un edificio de 250 pisos.
De hecho el ministro de Salud, Jaime Mañalich, advirtió sobre posibles ataques de pánico durante el ascenso. “Esto se puede producir porque subirán en un vehículo que se desplaza por roca viva y cuyo flujo no es simétrico, además soportando vapor de agua con una temperatura de 30 grados”.
Precisamente por este riesgo es que se escogió a los más hábiles para que salgan primero y puedan ir reportando los “sobresaltos” y así permitir preparar a los demás.
El ascenso de los mineros tiene sus riesgos, especialmente por la posibilidad de desprendimiento de rocas, según señalan los ingenieros que trabajan en la operación y expertos.
“El riesgo tiene que ver con el transporte de personas, con la caída de rocas y que alguna de las cápsulas se atasque. Pero tenemos mecanismos para desatorarlas”.
Para minimizar el riesgo de caída de rocas, finalmente se decidió revestir el ducto con un tubo metálico en los primeros 96 metros, aunque un problema en uno de esos tubos obligó ayer a detener el encamisado en los 56 metros.
De cualquier modo hay un mecanismo previsto en caso de que la cápsula se trabe: se activa una palanca y la parte inferior y la superior de la jaula se separan y el minero desciende de nuevo hasta el fondo mientras se soluciona el problema.
Fuente: 26noticias.com.ar