Catamarca
Martes 23 de Abril de 2024
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El rol medular del libro en las políticas públicas es el eje en los stands del Estado Nacional

Volúmenes diminutos, novedosos y de exquisitas ediciones, acompañados por un escenario en clave íntima donde se realizan espectáculos, y una exhibición sobre el rol medular que las políticas públicas le han dado al libro, es el espíritu de los stands del Ministerio de Educación y de Cultura junto a la Biblioteca Nacional en una nueva edición de la Feria del Libro de Buenos Aires.
Como cada año, el pabellón azul es la puerta de bienvenida al gran evento literario, y la razón es precisamente la diversidad de propuestas que nuclea: se cruzan Aysa con un espacio didáctico para los más chicos; en frente, se impone un sello que reúne editoriales infantiles de lo más cuidadas, y entre tanto otros stands despliegan mesas repletas de ofertas editorial que invitan a revolver libros.

Es ahí donde se levanta el espacio del Ministerio de Cultura de la Nación, que ésta vez prefirió la calidez de un escenario bajo rodeado de mesas y sillas, como una suerte de bar, con una programación diaria que reúne teatro, música, presentaciones, lecturas, taller de ilustración y hasta duelo entre géneros de improvisación popular.

Todos los días a partir de las 15 el stand ofrece ciclos como "Leer es Futuro" con algunos de los que participaron de esa colección editada por la cartera de Cultura, o "Cómo leen los escritores", en el que autores argentinos acercan sus rituales de lectura. También a lo largo de la feria se subirán al escenario Jorge Fandermole, Gabo Ferro, Luna Monti y Juan Quintero, María Negroni, en el marco del ciclo "Letra y música".

Como parte del mismo ambiente, está la Biblioteca Nacional con ediciones de la casa. La máquina expendedora de libros vuelve a ser parada obligada con sus diminutos volúmenes a 5 pesos y con la novedad de que este año se suman a los "Cuentos" de Haroldo Conti o a "Poesía" de Juan L.Ortiz, títulos de Gabriela Cabezón Cámara, Beatriz Sarlo, María Teresa Andruetto o Néstor Perlonguer, entre otros.

Son los más chicos los que insisten para meter la ficha y llevarse un libro pequeñito, de color llamativo, sin embargo sus temáticas convocan a los más grandes. Para ellos, la Biblioteca tiene la colección Quelonios (integrada por preciosas antologías de cuentos) y Chiquitos de América Latina, relatos imperdibles de autores de la región como la brasileña Clarice Lispector y la mexicana Elena Poniatowska.

Una de las joyitas del stand es la colección "Los raros", con precios que no superan los 100 pesos y que no se suelen encontrar en las librerías. Al rescate literario y ensayístico, esta colección se zambulle en los policiales que David Viñas escribió bajo el nombre de Pedro Pago; o en "¿Qué es esto? Catilinaria", un libro de Ezequiel Martínez Estrada que suscitó polares interpretaciones, por nombrar algunos.

Capítulo aparte merecen las ediciones facsimilares, con la reproducción de las revistas "Contorno", "La Rosa blindada" o "El escarabajo de oro". También el volumen de fotografía "La república argentina", una perlita al estilo álbum que originalmente se editó en conmemoración del centenario del país con imágenes fundacionales de la ciudad porteña, o "El libro de la folcloreishon" que atesora cerca de 200 piezas claves del género, una de las últimas novedades de la Biblioteca.

Para amantes de la literatura, de la ciencia, bibliotecarios, niños, músicos, curiosos innatos, fotógrafos, intelectuales y buscadores, el stand de la Biblioteca Nacional es una excelente parada para encontrar libros alejados de todo marketing que apuestan por calidad y accesibilidad.

En tanto, el Ministerio de Educación de la Nación se une a este paisaje con un pequeño escenario donde se sucede un espectáculo que combina narración, música e ilustración, mientras que en simultáneo unas pantallas proyectan la imagen del gran uruguayo Eduardo Galeano, fallecido el último 13 de abril, leyendo algunos fragmentos de sus obras.

También protagonizan las pantallas y las paradas con tablets Juan Gelman y Julio Cortázar. Y no es casual que ambos escritores estén ahí en medio del tumulto de la feria sin aniversarios ni anécdotas emblemáticas, su presencia tiene una razón: ambos inspiraron los títulos de las colecciones de ejemplares distribuidas en las escuelas secundarias.

La de Gelman, tal cual se exhibe en este gran muestrario de Educación, reúne poesía de escritores de todo el mundo, con Jorge Luis Borges, Rafael Alberti, Atahualpa Yupanqui, Vinicius de Moraes y Octavio Paz a la cabeza, entre otros 500, mientras que la de Cortázar salió en homenaje a su centenario y está compuesta por una decena de sus mejores obras.

Junto a éstas, se asoman en otro estante tiras de Mafalda y otros fundamentales de la literatura infantil que forman parte del paquete de ejemplares entregados por el Ministerio de Educación a los más chicos. En total, en todos los niveles, son 90 millones de libros distribuidos en toda la Argentina y , para ser más precisos, en 51.301 establecimientos educativos.

Además, unas pizarras invitan a dejar por escrito un fragmento poético con el nombre del autor y la pagina del libro para que futuros lectores puedan buscar esos textos. Y si de compartir se trata, un micrófono abierto alienta los mas chicos a leer en voz alta pasajes de los libros que integran las colecciones.

Lejos de que el motor sea la lógica mercantil, los stands del Estado Nacional refuerzan su compromiso con la palabra, a través de la puesta en escena de una vital programación que hace uso de ella en diferentes lenguajes, la venta de títulos de calidad con precios accesibles y la apuesta por visibilizar los libros que desde hace un tiempo integran el patrimonio de todos.



Fuente: Télam

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