Esa toma reflota en estos días el tema de una decisión anticipada e irreversible tomada por no pocos escritores a lo largo de la historia.
El 25 de octubre de 1935, Alfonsina Storni, enferma de un cáncer, se internó en las encrespadas aguas del Atlántico, en Mar del Plata.
Otro escritor, que prefirió el agua a la hora de matarse fue Paul Celan: sobrevivió al Holocausto pero frente a la muerte de su hijo en 1970 se arrojó al Sena. (Télam)