Catamarca
Jueves 25 de Abril de 2024
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El talante de las flores

No por trillado es menos cierto que, en general, la poesía está más asociada a la forma, al envase, que al contenido, a lo propiamente dicho. No por trillado es menos cierto y, a la vez, es notable porque es una apreciación equivocada, en tanto el sentido de la poesía --lo más valioso que sabe ofrecer--, es el resultado de cómo se dice lo que se viene a decir.
La poesía, como bien revela el título del último libro de Mónica Sifrim es el talante de las flores, el estado de ánimo imposible del que no sabe cómo expresarse, el sonido de un color. Por eso es que la poesía inexorablemente indaga, a la par que se desarrolla, acerca de qué es, poniendo en juego permanentemente su identidad a la marcha de su ser. Pero eso lejos está de significar que no tiene nada para decir, que no tiene nada que contar. Resulta sorprendente, en consecuencia, que se asocie la prosa con lo que tiene contenido y la poesía con aquello que es forma, lo cual impide entender que la poesía, en verdad, dice mucho más que la prosa porque no sólo cuenta sino que además agrega cómo.

En el primer poema de la sección "La conquista del desierto" (otro gran hallazgo de Sifrim es descubrir flores en el fango, percibir la irradiación de la belleza en medio de la fealdad) se describe a la poesía, por supuesto sin mencionarla, como "una palabra/ que los niños/ luego/ usarán en la escuela/ para diferenciarla de la "prosa".

Esa obsesión por diferenciarla, por diferenciar la poesía de la prosa, paradójicamente, no hace más que confundirla.

Sin caer en generalizaciones injustas, es notable cómo en la actualidad la prosa está plagada de pathos, mientras que gran parte de la poesía actual se reconforta habitando sedentariamente en la meseta de lo llano, explotando como petróleo lo equívocamente cotidiano, usando como estandarte la anestesia de cualquier tipo de emoción. A lo sumo, algo de humor, un poco de ingenio, una insegura postura de pretender estar de vuelta, pero poco del lirismo que, después de todo, es la esencia del género.

El talante de las flores es un libro hermoso porque no se esconde en la falta de sentido, y mucho menos en aquello de pretender no contar nada: en sus poemas se describen situaciones, personajes, creaciones, preguntas y asesinatos. Claro que lo hace desde el abismo fascinante de la poesía, distribuyendo, para citar uno de sus versos, "pensamiento en puro azar de música temblando".

La poesía, sin embargo, tiene también muchos elementos en común con la prosa y, de hecho, en uno de los poemas más memorables de este libro, correspondiente a la sección "Figuras", Mónica Sifrim se pone a hacer poesía con uno de los pilares de la novela que es la figura del héroe: "los dioses que pelean son ajenos/ a los dioses/ que sueñan/ cada uno a su modo/ empuja el carromato de los héroes".


Fuente: Télam

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